(Recuperación de fragmentos)
Es la primera vez que escribo inspirada en el ordenador, y es verdaderamente complicado. Prefiero sentir cómo aprieto el lápiz y con qué dureza hace resistencia hasta hacerme señal en la yema del dedo.
Borrar.
Tachar.
Hacer flechas que mueven en un arriba-abajo las ideas.
Leer.
Releer.
Apagar el cigarro y apartar la ceniza que ha caído sobre la hoja.
De repente, jugar a ser alguien desdoblado, ser otro, o tú, según te apetezca. Sentir como baja, desde la cabeza a la mano, una corriente que sólo se preocupa de no ser olvidada, si no materializarse, recorriendo cuello, hombro y brazo. Sin duda, el mejor momento es cuando lo sientes en el codo.
Y un escalofrío te zarandea de lado a lado, como en una tormenta de aire.
(lunes 7 de septimbre de 2009)
*****
¿No hay ningún tratado que hable del vacío nervioso cuando todo el yo está esparcido en cajas
polvorientas de supermercado?
*****
Mi mente es más rápida que la materia; mi sombra ya espera bajo el asiento que tengo reservado.
¿Volar puedes suponer, además, un viaje en el tiempo?
La crispación queire atraversar la piel y resquebrajar lo codos.
Y me cuesta abrir los ojos cuando me despierto.
Y los "adioses" ya no significan nada.
Habito un limbo en el que no sé cuándo entré ni hasta cuando voy a pasear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario