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lunes, 25 de marzo de 2013

Sansueña en Pascua.

Cuenta la leyenda que, un buen día, a la obediente Sansueña le dio por darse cuenta de que, oh sorpresa, sus tradicionales 7 días de los 7 pecados se regían, desde tiempos inmemoriales, por el mismo calendario agrícola de San Antón, San Isidro Labrador o San Frutos pajarero. Fue entonces cuando, además de aquel entendimiento epifánico de su caprichosa meteorología, sus oriundos empezaron a ahorrarse el llántico costalero prototípico de sus gentes del sur, así como los desgarros de camisa al más puro estilo mediterranée, la noche en vela ante ciertas tallas tendentes a escaparse de madrugá o las hileras de enlutados pasos centromesetarios, entre muchas otras demostraciones y pruebas de fe desde balcones, rejas y reclinatorios. Vióse tal nueva percepción de la realidad en Sansueña, tal revolución en su concepción de la vida y el Tiempo, que hasta el antiguo razonamiento desapareció no se sabe bien si autofagocitado o a-saeteado a manos de los más fervientes seguidores del viejo becerro de madera de pino, que ofendidos por tal estafa miraban ya sólo al cielo para ver si granizo o lluvia o nieve... 
Consecuentemente, esta medida también supuso, como venía siendo normal en aquel gobierno en crisis de Sansueña, un 2x1 en recortes de la sección de Tradición, Historia y Barbarie de tan noble civilización extinta matando, así, dos pájaros de un tiro.



Calendario agrícola medieval.
San Isidoro de León 

"All changed, changed utterly:
A terrible beauty is born"
Easter, W. B. Yeats
1916.

lunes, 11 de marzo de 2013

El exilio del siglo XXI.

El jueves pasado me encontré con una amiga en la Rambla del Raval. Gente a la que abrazas sinceramente cuando, por fin, os reencontráis, pero con la cual pasan dos meses entre un "¡Quedamos!" y el hecho efectivo. Compañera de facultad a la que conocí de rebote, el último año de carrera, ese último año en el que no debería haber estado repitiendo y que, sin embargo, fue el más útil y fructífero,académicamente hablando. Sobre este respecto en cuanto al "no debería de" que, al final, por ser más provechoso, acaba en un "quién sabe si", podríamos hablar -de hecho así hicimos- durante bastante rato, medido en cafés y tartas de zanahoria a medias. 

Sin enredarme demasiado, y ayudadas por Rodoreda y Montainge, hablamos de las sorpresas de lo inesperado. Claro, qué cosas tengo... Sorpresas buenas, como ese encontrarse por casualidad con gente maravillosa que nos esperaba -o a la que esperábamos- tras una esquinita, dados la vuelta o de espaldas, sin darnos cuenta del disfraz. Malas, como es la sensación de tiempo perdido, el volverse un descreído, el acabar olvidando los porqués que nos han movido hasta donde estamos ahora. Como la Política está en todo y se convierte en acto político, canibalizándonos en su sistema, incluso hasta el rechazo que sintamos y/o manifestamos hacia ella, ese tiempo de descuento en la universidad dio paso al sentimiento de prolongación infinita y en bucle que, parece, estemos realizando con nosotros mismos. O te reinventas o te estancas. Está claro que estancado es un estado que define muy bien a este país, a sus gobernantes, a sus ciudadanos, incluso a sus intocables monarcas. Estancamiento mental, ideológico, político -obviamente-, académico, laboral, profesional, etc. etc. etc. España, piel de toro, charco de lodo y marcha atrás.

Algo bastante terrible esto de que TODO acabe significando posición política, más que una idiología o una coherencia en tu modo de vida. ¿Política de qué? ¿Tenemos, acaso, algún tipo de participación como ciudadanos en eso que llaman "El arte de gobernar un Estado", en los "asuntos públicos"? πολιτική se ha contagiado de una especie de síndrome de estocolmo, y ahora es la pura antonímia de aquella cuarta acepción "Cortesía y buen modo de portarse." Cada vez viene más al pelo leer el cuento que Galdós escribió en 1868, La Conjuración de las palabras.

Sin irnos mucho de madre: causas, estado de la cuestión, consecuencias. Es en este tercer apartado donde llega la desolación: partiendo desde la experiencia propia y siguiendo una fila interminable a las puertas de las foronteras: Kike, Arantza, Sara, Tamara, David, Susana, María, Roberto, Manuela, Santiago, Vicente,... Fuga interminable de cerebros: éste y no otro es el exilio del siglo XXI. No es que queramos parangonearnos con otras circunstancias históricas vividas aquí mismo; no es afán de llamar la atención. Es denunciar la realidad con ayuda de la experiencia. "No es que me quiera ir, es que me obligan: nos echan". Expulsados de casa, del país. Esa es una de las razones más argumentadas cuando se pregunta a cada uno de los que formamos parte de esos "6.000.000",como si fuera un club de fans o un grupo musical de moda, por nuestras miras de futuro. ¿Pero es que eso existe?¿Hay algo más allá que el ahora? Creo que los teóricos e historiadores de ese "futuro" se echarán las manos a la cabeza al ver qué poca importancia tenían para esta generación que ni ayer, ni mañana. Simplemente, ir tirando a la marcheta... Culpa de esa política basura que ha arruinado el país, las ilusiones, el trabajo y esfuerzo. Que ha vendido por un plato de lentejas los puntales generacionales de sus próximos 20 ó 30 años. Razones políticas, siempre igual: antes era una pistola en la cabeza; ahora es el desempleo, la cancelación de becas de investigación, el pelele puesto en tal o cual ministerio carcajeando un "¡Que se jodan!" o un "Idos a fregar platos al extrajero para que conozcais la experiencia." En realidad, exiliado (por lo) político. El terror y el asesinato pueden ser llevados a cabo de muchas y muy diversas maneras...Y eso que nos sorprendíamos ante la lectura de 1984.

¡No hay lugar para tanto chorizo!, gritamos en las manifestaciones. ¿Y sí lo hay para 6.000.000 de parados? ¿De jóvenes perdidos, desubicados, desilusionados, decepcionados? 

Anna insistía, fuga de cerebros: éste y no otro es el exilio del siglo XXI en España...