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lunes, 26 de agosto de 2013

Verano fenicio (VIII): desde Castilla no se ve el mar.

El problema no eran las velas de cumpleaños, ni responder que lo único que pasaba era el tiempo; ni siquiera el hecho en sí de envejecer. El verdadero problema era notar todo eso en los demás. Como fiel espejo de un ignoto Dorian Gray, el lento peldaño que se ascendía, poco a poco, casi imperceptible, en aquel rincón del planeta no se echaba de ver hasta que alguien entraba en su tienda y, amablemente, le pedía un paquete de tabaco. Y esto, que puede parecer una gran sinrazón, obtenía toda lógica cuando el más pequeño cambiaba, a la par que los pañales, el paquete de pipas por el de picadura, papel y filtros. No le daba miedo, pues, que los remanidos bastones dejaran de pasear, como pobladores pasajeros, por delante de su puerta, que era el cuadro de sus costumbres. Ni tan solo el hecho de que, abandonados, acabaran acompañando, legítimos en su apoyo, a su dueño durante el último paseo. El terror, como se imagina y concluye aquí, era la vida, la nueva savia que daba tarea a la Parca con nuevas cuerdas, mientras que la de su reloj cada vez estaba más gastada de dar, sempiterna, el paso a paso que subía la escalera del almacén. En resumen, se aprecia que el reloj de muñeca que había lucido, en tiempos, una esfera bañada en oro era ahora un quejoso reloj de pared, de madera abierta y apoltronada, como él en su sillita cada noche al cierre del negocio. Pensaba en ello, acurrucado en una manta áspera que le abrigaba más en verano y que en el invierno. Revolviendo la sopa de pan y leche, sin dar en otra razón más que en la de quedarse traspuesto con un es ley de vida por cojín entre la oreja y la mano izquierda hasta la mañana siguiente, cuando le venía a despertar y recordar que ahí seguía el gallo del Paulino...

lunes, 5 de agosto de 2013

Verano fenicio (VII)

De verano et vacatĭone

Que se relaje el ritmo, el tiempo, es lo bueno de estas fechas.
Eso creo que es lo que significan conceptos como "periodo estival", "verano", "vaciones", etc. Porque no creo que sea casualidad (¡qué fácil es jugar a ser filólogo... desde luego, cuánto intrusismo laboral!). Decía no creo casual que el mes de agosto tenga su étimo, precisamente, en Augusto sin querer significar o remitir a una expresión tan grata como "a gusto" (1. según conviene, agrada o es necesario"). ¿No se lo creen? Agora lo veredes, dijo Agrajes...

Este punto de eterno presente que supone el mes de agosto y sus consecuentes vacaciones es un momento ideal para disfrutar de GRANDES PLACERES. Y perdonen el atrevimiento de las mayúsculas, pero ya van a ver como es así (en hashtag, etiqueta o tendencia #grandesplaceresdelavida). 

Igual que en invierno lo que apetece es hacer del sofá una madriguera y esconderse bajo una manta con el único fin de pegarse un atracón de series (a la par que de palomitas de maíz), ahora lo que te pide el cuerpo son hábitos distintos. Habiendo terminado ya los mundiales de natación y sentir que uno se refresca viendo esos maravillosos cuerpo atléticos en remojo, hay que buscarse otras rutinas. Montárselo uno por su cuenta y riesgo, vaya. ¡Y que la vida sea un eterno viernes! Porque es tiempo de jugar con los horarios y reírse del despertador, de paseítos nocturnos con bolsa de pipas Facundo "las mejor en todo el mundo" y botellín Bezoya (me ahorro la rima) en mano, o un Magnum en su defecto, de verbena y baile agarrao. En fin, de liarse la manta a la cabeza y exclamar a voz en grito ¡viva la madre que te parió! ¡el verano ya llegó!
Propongo así lo siguiente que se lee.

A la mañana, sin demasiada prisa, que ya sabemos que es mala consejera, desperezarse, prepararse un café y dejar que las ideas empiecen a aflorar en nuestra materia gris flotando ligeras, ideas-nenúfares, como lo hacen esos cachitos de galleta descuidados en la leche. Algo así como lo que dijo nuestro gran amigo y consejero ya en el siglo XV, el bueno de Jorge el Coplero: "Recuerde el alma dormida/ avive el seso e despierte". Que no todo son interpretaciones dramáticas...
Es momento de ponerse al día: encender el ordenador, repasar blogs, redes sociales, el periódico de la región, cosas sin demasiado compromiso, algo que bien caracteriza al españolito medio. Animarse a echar unos párrafos con el usuario desconocido que esté más a tiro al otro lado de la pantalla, imitando a la pareja de parroquianos del bar del pueblo; conversaciones donde el verbo hablar se convierta en sinónimo de escribir, redactar y hasta postear. Esta sociedad nuestra, hipermoderna, sufre de escrituritis. Ya nadie entiende qué es eso de recitar de memoria, contar cuentos, adivinanzas, refranes, ... Ubi sunt los cánticos, los romances, los florilegios y cancioneros!? ¡Qué cosa ésta la de la evolución del verbo y la letra! Scripta manent...

Se sigue la mañana con unas cuantas labores caseras; algunos, incluso, enhebrarán de la "parroquia" al súper, pero ya no con la pesada carga del aprovisionamiento habitual, sino con la alegría del mercado, el color de la calle donde se reúnen todas las frutas, el olor de las florerías, el griterío de las mercerías y tiendas de abarrotes. Merece la pena llevarse la cámara de fotos: nunca se sabe qué maravillas podemos encontrar entre los kiwis y las papayas, o los muslos de pollo y las criadillas para los amantes de lo truculento. 

A la vuelta, que lo venden tinto, la lavadora, la comida, el hacer las camas y el baño. Pero no tan así, nada del habitual fondo blanco-sábana del ama de casa invernal. Téngase en cuenta que la música de fondo es importante: en la radio, en el ordenador, en el Spotify o el Youtube, en los walkman, donde sea, una buena banda sonora. Propongo una de Motown 50: Jackson 5, Marvin Gaye, the Isley Brothers, Jimmy Ruffin, Martha&The Vendellas,..  Después o a la par, cocinarse un gazpachito con videoclip incluido (...menea, menea o perrea-perrea en la versión del Rodolfo Chikilicuatre...), una ensalada de pepino con pimentón o cualquier plato que conlleve el uso del mágico horno, ese bendito aparato en el que un ring significa que la comida hecha sin ensuciar nada.
[Como estamos de vacaciones y eso significa, en su cuarta acepción, "dignidad que está vacante", no te cortes: si te apetece, mírate La Ruleta de la fortuna mientras preparas el gazpacho -riesgo de acabar con el síndrome Almodóvar-, Amar en tiempos revueltos mientras pones el lavavajillas, o cosillas de éstas que mantienen, de una manera "sana", ese espíritu ochentero de nuestra televisión. Por favor, no confundir con otro tipo de barbaridades como Tele5. No se diga que llamo yo desde aquí a la escandalera pública o chabacana de la noetertulia televisiva].

Cafecito con hielo y ¡pareos a la mar! Rumbo a la playa más cercana con la crema y el libro en el capacho. Como insinuábamos al principio, ahora no se trata de grandes academicismos (prueba a leerte tú un compendio de ensayos sobre el  yo o la desconstrucción de la teoría socialista literaria rodeado de guiris playeros, servesa-biar, massage-massage, etc. ¡Que hay que decirlo todo!). Se deja, pues, a un lado la laboriosidad mental de manuales o gramáticas, entre otros mamotretos altaneros. Fuera cargas, fuera el libro gordo de Petete, es hora del placer: libros extensos o largas sagas de lecturas, como La montaña mágica, Rayuela, El quadern gris, Sobre héroes y tumbas, Moby Dick, Absalon,Absalon, Margarita y el Maestro,...  
Momentos de deleite con géneros ligeros como la novela negra de Maj Sjöwall y Per Wahlöö, Georges Simenon, Agatha Christie, Raymond T. Chandler, Sir Arthur I. Conan... La Sci-Fi de Wells, Verne, Asimov, Stephen King, o aun cuentos de Unamuno (I promise!)....
Incluso, ¡qué coño!, es momento de darse el lujazo y ser infieles al buen gusto y consideración de lectores duchos con esos best sellers que no nos atrevemos a confesar delante de nuestro afamado público, pero de los que disfrutamos a escondidas, como un niño con la quinta onza de chocolate, demasiado azúcar para una sola tarde y niño que te va a doler la barriga... 
La promesa incumplida de un capítulo más y lo dejo... Tarde al sol con una imaginación que vuela lejos, que se olvida de que este año no habrá vacaciones, de que la familia está lejos, de que el dinero, el banco, las facturas, la compra de la mañana, el médico de la abuela, ... La lectura como las verdaderas vacaciones de la mente y el alma.

¡Y porqué no rematar la faena con una clásico fresquito en el cine! Son varias las salas que ofrecen buena programación después/durante una estupenda merienda-cena con pa amb tomàquet, fuet, queso y una macedonia de frutas regado todo con una buena Estrella Galicia, un Lambrusco o un Blanc Pescador: desde el foso de Montjuïc convertido en cine de verano, hasta el ciclo de Phenomena en las sales Girona, pasando por la inagotable filmoteca de Catalunya a 3€ el pase. Wilder a todo trapo: Some like it hot, Avanti! (o mal traída al español como ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?), Kiss me, stupid; One, two, three.... (porque Wilder es para el verano). 
Breakfast at Tiffany's, All about Eve, To catch a thief, M the vampire, Chimes at midnight,... o cositas más modernas como Life of Brian, As tears go by, Donnie Darko, o cualquiera de las actuaciones de PlanetaImpro en Teatreneu o la Sala Alexandra de las que ya hemos hablado aquí alguna vez.
 [Se me ocurre para quien prefiera el cine en casa, un sinfín de adaptaciones de obras literarias. Comparto aquí un blog que conocí  hace poco (Entre montones de libros) y que anteayer publicó una estupenda entrada sobre este tema, llamando a debate sobre mejores o peores adaptaciones cinematográficas, además de conseguir recomendaciones].


Imagen de Steimatzky 

Decía, salir de la sala de cine y tomarse una cañita, un combinado o un cubata para los más atrevidos. ¡Qué regocijo, qué alegría, qué alboroto (otro perrito piloto)
Más que justificado está el pequeño trasnoche, la una o las dos y la lamparita aún encendida, recuento de las aventuras de este día, de este sueño de una noche de verano... La almohada en la espalda y el sempiterno capítulo del Quijote en nuestra cabecera... ¡Landran Sancho, luego cabalgamos!


It's a wonderful life, isn't it? #grandesplaceresdelavida

martes, 30 de julio de 2013

Verano fenicio (VI)


Por cada perfil que aceptamos tener noventa y nueve de cada cien hablan a nuestras espaldas.
Cada perfil que aceptamos tener nos supone hablar a las espaldas de esos noventa y nueve.

jueves, 25 de julio de 2013

Verano fenicio (V)


Un tren
como un rápido
adiós,
como el campo segado
de agosto,
como rápida hoja
de guadaña
o tajante tijera
de injustas parcas.
Un tren
como un rápido
adiós,
sin tiempo para despedidas
ni pañuelos blancos
de blanca esperanza.


Y un mensaje a los mass media: no den más cabida a carnaza ni amarillismo, por favor. Bastante vergüenza pasamos ya gracias a los cretinos que nos gobiernan.

Hasta siempre, F.J.



lunes, 22 de julio de 2013

Verano fenicio (IV)

Parafraseando
al poeta
que la vida
era
reversible
como la cazadora de mi hijo
uno lo empieza a comprender más tarde
cuando se ven las dos caras,
el argumento de la obra:
vanidad e hipocresía.

lunes, 15 de julio de 2013

Verano fenicio (III)


Ya no es ayer, mañana no ha llegado;

hoy pasa y es y fue, [...]
Fco. Quevedo


Igualar
verbo a sustantivo:
in-finit-iv-o:
de siendo que fue al ser que es.
Unos ojos puesto sobre
el ya
ahora.
Igualar
verbo-sustantivo a adverbio.

Observar cómo se pasea por el tiempo, infinito,
con-jugándo-se.

La Palabra como precipicio:
es el Ser acción y tiempo,
su recorrido, un álbum lleno de infinitivos.

jueves, 11 de julio de 2013

Verano fenicio (II)

Encontrar
el aleph
un mandala
entre papeles.
Gritar
"¡Eureka!"
El conocimiento
, sí,
ocupa lugar...

A la vendedora de emanems,
a Marta que la conoce.

martes, 9 de julio de 2013

Verano fenicio (I)

Entender
la palabra.
Compañera.
Desde la soledad
y el silencio
de aquel que la pronuncia
sin eco
sin voz
sin compañía.
Compañera.
Entenderla
como una mano
(en)tendida.
Como una cometa
un puente
una ventana
que lleva
hacia dentro
hacia
mi

.

Compañera.