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lunes, 26 de septiembre de 2011

Pirotecnia musical: pan, circo y... ¿toros?

Ayer noche, Barcelona clausuraba a golpe de pólvora valenciana (...ejem...) unas fiestas de la Mercè pasadas por agua y cerveza. La silueta del Museu Nacional d'Art de Catalunya se veía, lustrosa y parisina, tras el humo y las luces de la font Màgica del Montjuïc. Parecía el Montmartre en plena Bohemia del XIX. Acompañados de nombres tan ilustres como el de la Reina María Cristina, uno se dejaba arrastrar por el tiempo durante aquellos casi 40 minutos ininterrumpidos de petardazos. Después de muchos ¡Ooooooh!... ¡QUÉ bonito!... y cierto principio de tortícolis, tras lo que una desea no formar parte de la sociedad, y como se merecen días como los de ayer, empecé a hacer cábalas. Ya no era el 5 -0 ante el Atleti. Ni las manifestaciones que se anuncian por les retallades en Sanidad. Más bien, era la sombra de algo. Una mano negra que decía adiós desde detrás nuestra. La inminente figura de las Arenas de Barcelona - que no son las de Milán, pero intimidan con su redondez de ladrillo visto y sus mil salas de cine capitalista y boticas yankis- me miraba de soslayo desde mi izquierda; reojeaba como esperando algún comentario... Ante la dejadez del respetable, soltó un irónico "Torres más altas han caido"...  Y vaya si cayeron... Adiós a casi 700 años de tradición. Adiós a 700 años de civilización y barbarie. Sólo una pregunta. ¿En serio nadie se paró a pensar si el animal racional era el torero o el toro? En fin... Lo siento por gente conocida que apreciaba "la fiesta"; por aquellos que apuestan por mezclar Modernidad y Tradición. Lo siento, pero creo que va siendo hora de salir de la Edad Antigua. Y ayer, en la Monumental, se hizo honor a aquello de "Escuela, despensa y doble llave al sepulcro del Cid". Triste que en España necesitemos un siglo (¡y lo que te rondaré, morena!) para regeneracionarnos... No quisiera levantar ampollas ni ofender al posible "taurino" que lea esto. Sólo es que, si cambiamos el carro de caballos y los bueyes hace tiempo ... ¿Por qué seguir a vueltas con los toros?

Mi más sincero ¡Adiós, muy buenas! desde Barcelona a toda la pandilla de toreros místicos; toreros del corazón y prensa rosa -lo que incluye también a sus señoras, por suerte-; toreros de posturitas, saltos de rana y respingona, y demás parafernalia.  Ahora, chavalotes, a buscar trabajo...

PS1: Y que sepáis que golear al Atleti es lo fácil, listillos. Estamos más que acostumbrados. Lo que os hubiera honrado, y no conseguísteis ni por acierto, fue que el Atleti os ganara a vosotros... ¡Já!

viernes, 16 de septiembre de 2011

Sessió de benvinguda: el pensamiento de una Fregona o la figura del Agua.

A teoremas "absurdos"- como "¿Por qué la caja negra de los aviones es de color naranja?" o "Telepizza, ¿qué desea? Magdalenas, no te jode...", sumo yo el mío: Si para hacer limpieza mi casa he de fregar, ¿por qué tengo que limpiar, primero, el cubo de la fregona? 
 ***
Los tres conatos de independencia en las distintas ciudades que he vivido han sido bien diferentes. 

El primero, Madrid. 2008. Verano, calor. Miles de cajas apiladas durante dos meses. Hasta que un día, te plantas en la puerta de la cocina, te miras con tu compañera de piso (en este caso, esconderemos su identidad bajo el pseudónimo de "Aneto") y, tras el parapeto del mandil, los guantes y el KH7, buceas en un universo desconocido, tenebroso (a la par que temeroso) y repleno de una materia indefinible que, fina y eufemísticamente, llamaremos "Roña Ajena Acumulada" (a partir de ahora, RAA). Moja, enjabona, rasca y refriega. Y así, sucesivamente, aplíquense estas cuatro acciones durante los días que fueren necesarios para desprender del alicatado la RAA. ¡Y no andes descalza, que este parquet me da asco!
La RAA es algo que te persigue. Es como el amigo que llevas en la bici de paquete cada verano. Y es que, últimamente, cada verano, yo me encuentro con algo parecido... El segundo conato independentista que citaba arriba, vino, digámoslo metafóricamente, en bicicleta también. Julio de 2009. Tour de France en los talones (y esto es literal). La llegada a Clermon-Ferrand, tierra de pneumáticos, "michelines" (por Michelin) y zulos terroristas, se augurió bastante menos escabrosa de lo que resultó ser. Verano, también. Calor, considerable para el microclima siberiano que se gasta entre Octubre y Mayo. Venga sudores arriba y abajo con el traqueteo insoportable de los ruedines de la maleta. "Joselito o el niño de Vallekas" (pseudónimo del segundo informante) juraba y perjuraba que nunca le había pasado aquello: de mear la cerveza, había pasado a sudarla... Toda aquella diversión desapareció con la lluvia y la nieve del Puy; tras los desconfiados reojos auvergnats. Cuando me apeé con mis dos baúles en aquella ciudad eternamente gris, tuve la misma sensación que tuvieron, encima de una carreta, Madame Bovary, la Mila en Solitud o Andres Hurtado en El árbol de la ciencia... ¿Pero dónde coj... me he ido yo a meter! Y luego... Limpieza de suelos; limpieza de armarios; limpieza de baño y salle de bain; limpieza y desinfección de cocina; limpieza del patio -con la nieve no podías entrar a casa- ; limpieza dental -que también la hubo...-;  limpiar, limpiar, limpiar... Nunca he fregado tanto unos suelos; eso es lo que más recuerdo de la entrada en aquella casa. RAA en forma de nieve deshecha, barro, polen, pelusas, polvo, pelos...
La última vez que hice esta misma reflexión sobre este mismo tema sucede durante estos días. Es decir que, ahora msimo, estoy sentada en un sofá, mirando entre gotas de sudor unas baldosas que bien podrían calificarse "adoquinado Alcántara", por el recuerdo de otros tiempos... Memoria patrocinada por toda la RAA que hay acumulada en sus juntas. Una, hija de añbañil, sabe que el mejor remedio para eliminar - o, al menos soslayar - este problema sería darle al suelo una buena "lechada". Así, a las bravas. (Por favor, nadie piense cosas obsecenas aunque sea bastante proclive al chiste....). Pero preferimos intoxicarnos con Estrella, Lejía La Concha - o Conejo... también, proclive a la bromita...- y ese sinfín de productos de droguería -¿quién elige los nombres en español?- y dejarlo todo bien limpito.... Sin duda, de este último transvase hogareño, me queda el sabor salado de la limpieza. El sudor por la humedad de esta ciudad condal. El sudor de limpieza entre hedores de zafarrancho y escobetón. Y la infinitud de duchas que me doy cada día por dichos motivos....
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Para terminar de hablar sobre el apasionante tema de la limpieza, alguien me dijo hace tiempo (para este tercer informante, hemos elegido el pseudónimo de "Chechu") que alguien le había contado que una vez conoció a una mocita que, nada más dejar de ser doncella, toda su obsesión era ducharse. Lavarse continuamente de pies a cabeza... como para quitarse el sudor de aquello.
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Pues con todas estas cosas, una se pregunta a veces -también puede que sea unos de esos teoremas absurdos del principio- "¿Qué tendrá el agua?" Este elemento, según mi último informate -a quien denominaremos "Amparo"- es clave en culturas tan dispares como la cristiana, la mesopotámica, la egipcia o, incluso, las precolombinas maya y azteca. Diluvios, odiseas en barco, inundaciones, desbordamientos, etc. Todas estas culturas, el pasado más ulterior a las raíces de nuestro presente, manifestaban mediante la Idea del "agua" una creencia, un rito/respeto, incluso un miedo atávico - no hay que retroceder tanto si nos acordamos de los recientes tsunamis en Haití o Japón. No obstante, esto "del agua" siguió adelante. Y evolucionó (de ahí que sea considerado motivo clásico). Así, en el teatro español de los Siglos de Oro o en dramas shakespearianos, vemos recurrentes castigos, venganzas, crímenes, deshonras,... y siempre, siempre, encontramos una figura - LA figura, que diría mi informante enfáticamente - con las manos llenas de sangre que, por mucho que las lave con agua - evidentemente- , no es capaz de quedar limpio. 

¿Qué poder tiene el agua sobre la condición humana? ¿Por qué o en qué punto se conmuta esta relación entre materia y espíritu, en cuanto a limpieza física y psicológica del hombre?

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Pues en esas estoy yo... Creo que no fue buena idea, para una sessió de benvinguda, mezclar lejía y amoniaco...

viernes, 2 de septiembre de 2011

Septiembre llega con su ¡oh dios mío! (Kase-O)


 Escucha mi silencio con tu boca.
M. Altolaguirre

[...] ven que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa,
vertical,un recital que se improvisa.

No me había percatado de la importancia que la gente daba al comienzo de septiembre. Nunca había pasado más allá de un "¡Por fin!". Por fin se acababa la insoportable pesadez del calor: el verano castellano. Un sol tan seco; tan áspero como la tierra recién segada. Por fin terminaba la temporada de sustituciones, bajas y vacaciones de trabajos malpagados y ETT explotadora. Por fin era yo la que cogía el petate y el bus nocturno rumbo a Mojácar. Al sol agradecido y refrescante de sus playas ya desiertas; de sus bares manolo poblado por atrevidos colonos alemanes-gamba. Por fin noches en blanco (también la de Madrid, las últimas fiestas del PC) sin ser sinónimo de "empalmada"; sin ser ojeras en el fichaje a medio cambiar el uniforme; cerveza, jas y tranquilidad con rumor de olas mediterráneas. Por fin se acaba esa brecha que los dos meses estivales, inagotables, abrían en mi apacible vida de biblioteca y archivo. Por fin dormir 8 horas seguidas; por fin el reencuentro de las risotadas sobre un poyete; detrás del humo de la vieja bohemia de un cigarro en el Barbieri, en el Costa Romana (hoy Sta. Bárbara); en Mineru; la Lupe, The Bat.... Pitis, pingüis, litros, chiflos, tekis de vuelta a keli. Calle Princesa abajo a última hora, y lloviendo...  Alterne y canto de órdago a pares y juego.

Septiembre siempre se despertaba con soniquete y banderita de fiestas del pueblo; animados abrazos multitudinarios - multitudes de 200 personas, entiéndase la pequeñez de ciertos reductos humanos en la Castilla profunda - irreconocibles en su resaca, avergonzados el resto del año.
Septiembre era la eterna promesa a finales de junio.... Siempre nos quedará septiembre, querida... Sí: carpetazo a los apuntes... Septiembre significaba un mes que empezaba quince días antes y agosto... agosto quedaba lejos. La marcha hacia el patíbulo de Berlioz. El enfiladero hacia esa idea tan temida como inesperada "...los exámenes de septiembre..." (Siempre me imaginé al de Siglo XV como un fagot detrás de mi, amenazante... ¡Sus-pen-so... Muajajaja!)
Septiembre era la madrugada en el coche de papá - como Miliki - en busca de un hotel de tres al cuarto, ubicado en alguna recóndita localidad costera, que hiciera las delicias de sus porqués durante las frías mañanas de invierno, ladrillo tras ladrillo, y argamasa... La recompensa de una romántica que escribe en la arena su nombre y cambia sus quehaceres por el sombrero, el pareo y unas chanclas de plástico - rosas, claro- , jugando a soñar con un mar cercano el resto del año... ¡Ay!

Septiembre era olor a fanático de papelería; de agenditas nuevas y gomas de borrar. Reacoctumbrarse a los horarios; a los semanales de la tele y teatro: domingos de insomnio y pitonisos en la autonómica (Francisco L... ¡coño, si es mi primo Frasquillo!); lunes de teleserie; jueves en el Valle-Inclán; viernes de pianitos, copeo y, si se dejaba caer.... fiebres hasta bien pasado el sábado noche (ésta era fácil).
Pensar en calentar otra vez el café, la leche, los calcetines -sí, algunos seguimos tentados a colocarlos sobre la estufa del baño mientras se te quita el frío del gélido pasillo siberinao entre la cama y el váter. Moquitos, sopitas y mimitos bajo la manta...
***
Esta tarde, en busca de un regalo, me sorprendí olfateando la calle Fuencarral. A lo tipo perro, sí. Olía a humedad - por la lluvia, picarones. A días más breves - una amiga me recitó por teléfono que "desde ayer / anochece antes"-; a más luz de farola y paraguas abierto. Al veranillo de san Miguel anunciando la tardor... A manguita corta jodida de frío y sandalia empapada por sorpresa. 
Correteos hacia marquesinas desérticas hace, apenas, una semana. Carreras antivecinas que se cuelan en la cola del super. Ajetreo en los portales; en los buzones. Madrid se despierta de su correspondiente letargo de sombrilla y aftersun. Madrid resucita con los primeros colegios en los que chillan las rueditas de nuevas mochilas-carrito; las mamás bronceadas y pintureras. Pitidos, atascos, atrasos y José Abascal derrapando la hora del madrugón. Madrid se despierta mientras yo lo miro de refilón haciendo maletas. Empaquetando cuadernos y notas. Libros que, como amantes en Madison, me dicen, traicioneros, por la espalda "¡Llévame contigo!". Otra vez septiembre es un cambio de armario. Otra vez septiembre se pone juguetón conmigo y desparramando, me espera en la puerta; me quita el bocata de las manos, justo cuando estaba preparada para hincarle el diente, y como un botones Sacarino, levanta el chiringuito y sale corriendo... ¡Vamos, Carpanta! Adelante, siempre adelante... Y que se mueran los feos. O, como dicen en mi futuro villorrio, Anem, nen, que és tard i vol ploure...

Al parecer, uno debe ser persona de sumar. De añadidos e inserciones. Nunca restar, dividir, calcular menos que. Pero me temo que, a veces, una no-despedida duela más...

***

"Me siento más madrileño que el alcalde de Madrid, porque los que han nacido en Madrid no han podido soñarla. Lo bueno es llegar con la boina y la maleta de cartón, y a los cinco minutos ser de Madrid."
Joaquín Sabina


Todo lo que hago es para hacerte reir,
si te veo llorar otra vez me voy a tener que ir
o me va a estallar el pecho aquí mismo
y voy a mancharlo todo de dolor que es un color feísimo... 

Kase-O