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miércoles, 21 de noviembre de 2012

Nanas para adolescentes rotos



(Texto de canción de cuna con acompañamiento instrumental y vocal para modernos Peter Pan en momentos de devaneo desconsolado, melancólico o, simplemente, de toma de conciencia de la realidad.)
Ecuación con incógnita despejada [1 día = 10 años]

De mis ojos emigran dulcemente 
los pájaros perdidos de mi infancia.

"Un lugar",
en Árbol agónico (1945).
J. E. Cirlot






***

Berceuse
(del francés, 'canción de cuna')
Adolescentes rotos
flotan dulcemente en esta niebla
que moja mis manos y mi pecho
donde crecen los árboles tristísimos
de un mundo inerte, con ruinas que se mecen
en una canción no cantada por nadie. 
Llega suaves las barcas del silencio
como se fueron. Cada una
con su pálida doncella y su pequeño
pájaro muerto. 
La noche me comprende y yo la escucho
llorar en esta calma caída en mis orillas,
porque acaso no es sólo la esperanza
la enternecida madre que besa nuestros párpados. 
Y hay caminos cortados que nos llaman
como dulces campanas infantiles,
caminos por donde vamos de la mano
de nadie hacia la nada. 
La niebla lentamente va inundando
los valles y las frentes.
Adolescentes rotos
arden silenciosos en sus manos,
tan oscuras como esta voz que se pierde,
pero no tan dolorosas. sí, estas destrozadas ramas
a través de las que se verían estrellas,
si no fuese porque la soledad nos hizo ciegos. 
(Yo tengo en mis cuencas vacías
dos rosas nacidas de mi llanto.)
La noche me comprende y yo la escucho
caer sobre mis sienes desgarradas,
porque acaso es tan sólo en el abismo
donde nacen los trémulos ríos que atraviesan el desierto.
Y, eternamente, como se fueron,
llegan las barcas del misterio,
con la pálida doncella de las trenzas de ceniza,
con su pequeño pájaro muerto. 


Juan Eduardo Cirlot.

En la revista Entregas de Poesía, IV.  Abril 1944.


***


Voy a quedarme ciego, la noche me lo dice;
voy a habitar muy lejos de mis propios jardines,
voy a olvidar mis horas, mis lluvias, mis recuerdos,
mis árboles de plata, mis selvas de jacintos. 

"Ante la noche"

en Canto de la vida muerta (1946).
J.E. Cirlot




viernes, 16 de noviembre de 2012

Husserl o la literatura a pie de calle.

Absence: tout episode de langage qui met en scène l'absence de l'objet aimé - quelles qu'en soient la cause et la durée - et tend à transformer cette absence en épreuve d'abandon. 
(R. Barther, Fragments d'un discours amoureaux. Ed. Du Seuil, Paris: 1997. 19)


"¿Hay un espacio social para la literatura?"

Se abría esta mañana un debate a partir de esta cuestión. Tras una concatenación, más o menos abrupta, de experiencias rememorativas de quien dirigía la charla y las incontables citas de filósofos fenomenológicos, hemos llegado al señor Edmund Husserl. Y, para deshacerme de recientes malos pensamientos sobre el mundo en general (reflejado en una de las últimas actualizaciones de esta bitácora), he empezado por hacer eso que tanto les gusta a mis entusiastas mentores: aplicar la metodología comparatista. Lo que pasas es que uno es como es y de lo fenomenológico se pasa a los devaneos sin darse cuenta. 

Decíamos en una anterior actualización que, como es notable, el índice de lectores desciende notablemente en los últimos años. Uno se pregunta la razón y se da cuenta de que una sociedad iletrada como la nuestra poco - y mal - puede potencia el hábito lector. La respuesta a esta grave - gravísima - acusación puede venir dada, precisamente, por nuestra propia tradición.
Remontémonos  al siglo XVI, aunque les parezca demasiado. 
Hoy día, está comprobado - el número y la calidad de investigadores e investigaciones lo avala - que países en los que cuajó la Reforma Protestante, basada en la "libertad" de lecturas posibles de la Biblia para su entendimiento y aplicación, son los mismos que hoy potencian, respaldan y dan cabida al hecho -¡oh, sorpresa! - de que haya diferentes posibilidades interpretativas dentro de una misma lectura. Esto es, Alemania, Países Bajos, América del Norte y parte de la Central; lugares donde nacieron y aún se mantienen disciplinas como los Estudios Comparatistas o los estudios Culturales, entre otros.
 Es fácil de entender, entonces, que aquellos otro países - como mi querida España - más ranciamente contrarreformistas y creyentes a pies juntillas apoyan mucho menos, siquiera, propuestas de estudios multidisciplinares o abiertos, como puedan ser los Estudios ibéricos; esto es, la perspectiva descentralizada de una literatura Peninsular basada, única o mayoritaria-centralmente, en la escrita en castellano en detrimento de las otras cuatro.

Bien, remontémonos más aún, hasta Aristóteles. Ya decía él, en el siglo IV a. C. ,que el hombre no tiene tiempo suficiente en una sola vida para aprender todo lo que le es necesario para su formación. Por ello, recurre a la mímesis como modo indirecto para obtener el conocimiento del mundo. La vida de los otros como aprendizaje para nuestra propia vida, se me ocurre. Y esto, respecto a la literatura, bien puede aplicarse. ¿Cómo? Recurriendo a las palabras de Husserl en su Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica. Lectura como mímesis, como una presencia que con la voz, la de la lectura, invocamos a nuestro lado. Lectura como recuperación del pasado, transformándolo en eterno presente - es aquí donde, creo, converge con el concepto de "Memoria" tan utilizado en la literatura en la segunda mitad del siglo XX, motivado muy especialmente por las grandes catástrofes sanguinarias/dictaduras.  Decçia lectura como recuperación, pero también como crecimiento. Cuando leemos, abrimos un espacio que puede ser ocupado por otras perspectivas - vidas, personajes, tramas, temas, ... - que nos ofrezcan "otros posibles" con los que se re-llene y conforme nuestra propia subjetividad. Que nos den un plus de realidad; un grado superior de. "L'ompliment del nostre buidor com lectors" según J. R. Resina.

Evidentemente, Husserl explica esto mucho mejor. Él llama epogé al momento en el que, mientras leemos,  se pone entre paréntesis nuestra reacción interventiva con la realidad; una especie de auto-retención. La epogé nos cierra todo juicio de valor sobre existencias espacio-temporales - aquellas del texto. Aceptamos como modelo ficticio eso que se nos ofrece desde el universo al que asistimos mientras leemos, pero sin llegarnos a creer la letra escrita - esto es el pacto de la ficción, aquello que no acepta Don Quijote en el famoso episodio del Retablo del Maese Pedro, ya que juzga como ciertos, y por ello interviene de manera activa en los acontecimientos que allí se le presentan. Y esto sucede al buen lector, al que se le ha enseñado - o el que ha aprendido - la necesaria separación del texto para apreciar eso que le interesa a tu subjetividad, a tu "vacío" de lector.

Por tanto, aceptamos la lectura como hecho no prescindible para el hombre. Es decir, literatura ya no sólo como ilusión de esa presencia evocada, sino como experiencia física del cuerpo humano en la que desarrollarse gracias a esa mímesis para el aprendizaje. La reubicación del individuo en nuevas coordenadas espacio-temporales - los cronotopos, según Bajtin - en las que el hombre-lector reincorpora el pasado en su presente; esto es, cuenta con una experiencia más dentro de la suya propia, sin la necesidad de vivirla en primera persona, sino como co-actor u observador. La experiencia de la lectura como mímesis metafórica. Como el invocar aquella presencia que rellena nuestros huecos de conocimiento. 

¿Qué pasa entonces? ¿Por qué tanta falta de lectores, si estos son la cristalización de una reflexión multiplicada? Pues, a mí entender, porque hoy ya no es necesario recurrir a la lectura como fuente de conocimiento. Hay mil maneras para ello, desde las redes sociales hasta la TV o el cine, pasando por la radio. Lo escrito, al contrario de lo que pasa con estos medios fono-visuales, no mediatiza la imagen o correlato exterior en la conciencia de ese observador. Al leer no vemos ni oímos una duplicación de esa realidad, solamente- y este adverbio es solamente irónico - presenciamos la veracidad de una realidad narrada; la realización verídica de la misma sólo tendrá lugar en nuestra mente, individual sí, pero altamente influenciada por esa tradición con la que se iniciaba la entrada. 
En consecuencia, esta práctica canibalista de fagocitar todo cuerpo literario pierde adeptos por la inmediatez y la facilidad que otras formas de conocimiento indirecto ofrecen al hombre. Ya no hay tiempo de pararse afrente a lo ausente. No hay tiempo para leer, para verse abocado a una experiencia que ya fue y que debemos obligar a que se repita frente a nosotros.  La lectura ya no es un proceso con una praxis clara. La función social de la lectura fue , principalmente y en pretérito perfecto, la de la reflexión. Y a más lectores, más reflexiones - de ahí la importancia de libertad de lecturas de un mismo texto que decíamos antes. Ahora la reflexión se bate en duelo entre cenáculos y grandes masas. La reflexión de la erudición y la élite, de las estanterías de una librería de viejo, frente a la grossesse  interminable e inabarcable de una literatura de Carrefour y Corte Inglés. 
Esto, siendo lamentable tanto la minoría selecta como el pandémico embrutecimiento de las letras, divide a la sociedad entre los que sí consumen cierto tipo de literatura opuestos, diametralmente, a los que no. Y no potencia otra cosa sino la reflexión extrema individual : reflejo de una sociedad cada vez más fragmentada, individualizada y autista que permanece oculta bajo el engaño de la globalización, la feliz sociedad universal de consumo y la disparatada aceleración del vector temporal en esta Post-Modernidad, pronta a desaparecer. 

miércoles, 14 de noviembre de 2012

14N_Pitágoras en huelga.

"Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres."

Pitágoras de Samos.

Las palabras de Pitágoras vinieron a mí ayer por la noche y, con las mismas, respondiendo a las ganas de participar en esta más que necesaria huelga general, realizamos el cartel que hoy ha colgado desde nuestro balcón.

No sabía el pobre Pitágoras que sería calumniado tal y como lo han hecho hoy ciertos individuos. No creería que sobre sus sabias palabras caerían huevos, pintadas, improperios y denuncias. No podría siquiera imaginar que sus palabras han tenido que ser retiradas antes y con antes debido a ciertas amenazas.

El problema es que el cartel que abanderaba tal insignia filosófica ondeaba sobre el patio de un colegio, hoy medio vacío, donde los niños disfrutaban de un eterno recreo. El problema es que ese colegio es concertado y, por ellos, ha de cubrir unos mínimos educativos políticamente correctos (según la única cara que se ha dignado a informar). El problema es que ese colegio concertado es de monjas. Y con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho...

Vergüenza me daría a mí vivir en un país donde la policía pega a la gente; donde la Religión marca las líneas políticas y educativas; donde se aplaude al tonto mirándose el ombligo mientras  le dan por culo, le roban, le engañan y se cagan encima de él del mismo Pitágoras.


Hoy, más que nunca, les diría

VÁYANSE A LA MISMÍSIMA MIERDA  
(con perdón del respetable)
GO AWAY!




Indignado, mosqueado y con muy malos humos,

PeterP.