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martes, 26 de octubre de 2010

Maria del Mar Bonet

Que volen aquesta gent?

De matinada han trucat,
són al replà de l'escala;
la mare quan surt a obrir
porta la bata posada.

Què volen aquesta gent
que truquen de matinada?


"El seu fill, que no és aquí?"
"N'és adormit a la cambra.
Què li volen al meu fill?"
El fill mig es desvetllava.

La mare ben poc en sap,
de totes les esperances
del seu fill estudiant,
que ben compromès n'estava.

Dies fa que parla poc
i cada nit s'agitava.
Li venia un tremolor
tement un truc a trenc d'alba.

Encara no ben despert
ja sent viva la trucada,
i es llença pel finestral,
a l'asfalt d'una volada.

Els que truquen resten muts,
menys un d'ells, potser el que mana,
que s'inclina pel finestral.
Darrere xiscla la mare.

De matinada han trucat,
la llei una hora assenyala.
Ara l'estudiant és mort,
n'és mort d'un truc a trenc d'alba.

sábado, 23 de octubre de 2010

Valle-Inclán o las luces de una sempiterna crisis

"Las imágenes más bellas, en un espejo cóncavo, son absurdas."

(Luces de Bohemia. Esc. XII)

Es de noche. Ventanuco rectangular. Luz de patio interior que se cuela a través del vidrio translúcido. Bulto humano -pijama, pitillo, pañuelo en mano y bolsillo- que, impávido en una butaca, teclea a trote de caballo. Resoplidos. Miradas hacia el techo. Llanto de un niño. Nerviosismo noctámbulo tintineando en un vaso de cola cao. Madera crujiendo bajo unos pies del otro lado de la pared.

Esta podría ser, a imagen y semejanza valleinclanesca, la acotación que describiese, en este instante, mi ahora -como tiempo presente-. Quiero decir que son más de las 2 de la madrugada y aquí no hay dios que pegue ojo. Los vecinos del 1º dcha. -que desconocemos el número exacto de inquilinos que entran en este uso del plural- tienen un pequeño retoño que no se conforma con joderles las noches a sus padres, sino que también nos tiene en danza a medio bloque... Los "Juan, calienta un poco de leche" preceden a "Joder, vaya nochecita".... A esto, se les suele unir, a modo de protesta magnánima, el coro de grillos conformado por el "dúo del 18": una madre y una hija sin desperdicio alguno. Las chicas erasmus, estrenando su 3º sin ascenso, cuya "cremallaire" arrastra resaca e inicios verbeneros (sin usos peyorativos, vaya a ser que por el parecido con el dicho, alguien se ofenda), por lo que el dueño de la librería (bajo izq.) se dedica a subir cada media hora y quemar el timbre. Sin contar con las resonancias del 4º piso: desde los dos exteriores, hasta el último habitáculo interior, todo es una caja hueca inhabitada (e inhabitable) que hace las veces de salvoconducto de sempiternas humedades y aseguradora del eco perfecto. La traca final sale del piso franco del que suponemos "terrorista": la señora Apolonia, que, a la tierna edad de 95 años nunca baja de su casa, y sólo el olor a basura y los esporádicos gruñidos que se oyen por la escalera y los rellanos nos deja claras muestras de vida más allá del 4º.

Y yo, en mi bajo derecha, amén de enamorados que se besan tras las rejas de mis ventanas -o gentes con copas en la mano que les da el apretón y deciden parir inmensos tropezones de la que parece su última cena- ; el portazo que siempre pega el listo que baja la basura y el perro a las 4 de la mañana -¡cómo me joden a mí los listos!-; el camión de la basura que se sincroniza con mis horas de sueño; los vecinos que charlotean a gritos cuando vienen de fiesta, en el portal (en ocasiones, ya tomado por los amantes de la ventana).... Quiero decir, ni que sea lunes, ni domingo, ni Jueves Santo. Una no pega ojo. Pero ya bien enseñadita, aprovecha el tiempo como mejor puede. ¿Que no podemos dormir? Bueno, leamos.

Desde que empecé el curso hace quince días, tengo el inmenso placer de tener apiladas lo que parece un sinfín de lecturas recomendadas. Textos desde Bernat Metge hasta Max Aub, pasando por Gracián, el padre Feijóo , Ortega y Gasset, Jacinto Grau o Claudio Guillén. Pero la noche de hoy he querido reservármela para algo especial -y no por ser friki, que también, sino porque ya me sé yo esto de no poder dormir-. Unas letras por las que valiese la pena -sin desestimar a todo lo demás- imbuirse en las entrelíneas y salir a dar un paseo nocturno en buena compañía. Es extraño, pero siempre se acaba recurriendo a él en noches de derroteros.... Max Estrella. Hiperbólico andaluz, poeta de odas. Me agrada su presencia porque, debido a la situación actual, él sabe expresar muy bien la voz de la conciencia. Quizá también le haya dedicado esta noche por su plasticidad con la que ve la vida deformada: desde mi pequeño cubículo madrileño hasta el último recoveco de España. De una España que goza en reiterarse, en recaer, en olvidar lo malo para volver a sufrir. Deformarte. " [...] repleta de trampas, ineficacia política y falsa moral inoperante. La realidad española aparece doliente y maltratada, cabeceando de ruina en ruina, entre asonadas de violencia o degradación brutales." Igual que esta estridente noche, con dolor de cabeza, en la que uno no deja de parar de dar vueltas en al cama, deshaciéndola, pasando frío si se salen las sábanas de su sitio, sin dar con aquello que le haga pillar el sueño y acabar con toda la angustia del "no poder".

En un apartado del prólogo que a la edición de Austral le hace Alonso Zamora Vicente (al cual, pertenece la cursiva entrecomillada del texto), me quedo embobada mirando al frente y topo con la televisión. Engañabobos o muestra clara, reflejo del "afuera", la pantalla toma tintes de luminaria y el plasma comienza a darme detalles; pienso en las diferentes cadenas, los noticiarios, que no son más que diversos pasadizos al horror: un espejo en el que mostrar atrocidades y esperpentos humanos, como ya lo hicieran el Bosco; Goya; Salvador María Granés; Valle-Inclán. "El espejo [...] motivo folclórico [...] precisos, reales, exactos [...] en la calle del Gato [...] explicación que ha transcendido para siempre la existencia de ese pasadizo oscuro, triste, camino de ninguna parte." La tele o ese espejo de vuelta a la realidad; la realidad de esta noche en la que no puedo dormir; noche de la que la “piel de toro” no termina de despertar. El crepúsculo de la crisis, la pobreza, el desempleo, la desesperanza. "Un desfile alucinante de gentes alicaídas, a las que la vida ha zarandeado como muñecos, como personajes de un gran guiñol, resucitados desde un hondo rincón de la memoria para enseñarlos, ejemplarmente, en lo que tienen de dolorido fracaso."

Por estos reflejos que trae de vuelta Valle, elijo a su Max Estrella y a su Don Latino, como guías en un viaje dantesco a través del tiempo que corre mi/nuestro ahora –mi/nuestro tiempo presente-, más allá del niño que llora, de las señoras que gritan; o , quizá, a través de sus quejidos, también. Los elijo a ellos como compañeros porque tanto autor como personaje, se sintieron "asaeteados por la preocupación de España. [...] una España caduca, sin aliento, sin ética. Una España que era -y me permito actualizarlo al presente más inmediato... 'que era y que es'- la caricatura de sí misma.[....] una España sorprendida en trance de ruina, en desmoronamiento irremediable."

Los elijo por su capacidad de ver el error; por su ansia reformadora; por echarse las manos a la cabeza y pensar "esto no puede seguir así". Por su colectividad crítica y responsable de lo que nos está tocando vivir. Por su "insoslayable urgencia de , de estar en un aquí y en un ahora, del que no se puede nadie considerar insolidario. Detrás de eso surge, amenazadora, una desconsolable anonimia, la de la vida aislada [...] donde se comparten engañosamente las veinticuatro horas del día, pero donde resulta difícil hallar un co-latido próximo."

Y lo sigo eligiendo, por sus dentelladas a "la realidad marginada del vivir", en la que nadie se atreve a decir "esta boca es mía". Por su crítica a esta sociedad estúpida que continúa llamando "intelectuales" a los toreros; "tertulianos" a chabacanos sandios mediáticos; el aplauso que ovaciona la forma mentis de la mentira y la eleva a modus operandi en nuestro país; patrañas que no permiten ver "el desfile claudicante de gentes sin meta, sin alientos ni futuro" de la que está superpoblada esta noche en la que muy pocos pueden dormir con la conciencia o, al menos, el ánimo tranquilos.

"Que la noche de Max Estrella no sea más que un viento último, volandera ceniza, pero esperanza, sí, esperanza en un mundo más cordial y desprendido, donde haya siempre tendida una mano al infortunio.”

sábado, 16 de octubre de 2010

Madrid, Madriz, Madrí...

Cuánto te he echado de menos.

No sé si es por tu nombre de chulo y castizo; por tu donaire de mujer que luce encantos un domingo por la tarde paseando la Gran Vía; por tus maltrechos andurriales de suburbios, tascas y “dobles filos” nocturnos. No sé porqué, pero me hiciste tanta falta…

Hubo tardes de desconsuelo porque te buscaba doblando esquinas. Y pese a tu magnificencia, tu amor propio que irradias desde lo alto del edificio de Plaza España, nunca encontraba Fuencarral mirando a Quevedo entre mis manos.

Sé que muchos te desechan por tu abrumador soniquete continuo e interminable -ése mismo que a mí me hace sentir segura y protegida, como por casa, en zapatillas, aunque sean las 3 de la mañana en Tribunal-; sé que otros tantos te aborrecen, los agobia ese abrazo tan estrecho que das con tus miles de miembros, de ojos, de bocas en cada esquina, desde las que retumba la vida que cada uno lleva dentro de ti, Madrid.

Todos acaban huyendo. Pobre de ti. Te han cantado, escrito e incluso, premiado y reconocido belleza en todo el mundo. Pero todo amo se cansa del lazarillo cuando lo remplaza por un nuevo bastón. Y cuando pasa el tiempo, nadie se acuerda del capote torero que echas por Ventas y Cuatro Caminos al llegar con una maleta de cartón forrada y una mano delante, otra detrás. Eso también es parte de tu encanto: uno es de Madrid en cuanto pone un pie en ti. Aunque todos sabemos que tu verdadera magia es el poder soñarte en el traqueteo que te une con las provincias. La felicidad previa (y postrera, le pese a quien le pese) que regalas al dejarte querer antes de conocerte -como se hacía en el amor cortés, cuando los enamorados se amaban sin haberse visto la cara-; al colarte en sueños que vuelan desde la sierra de Guadarrama hasta la cordillera de los Andes. Por qué será que tantos acuden a pedirte ayuda, a refugiarse en ti, mantoncito de Manila, rico pañuelo chinesco que se ciñe y se perfila de los hombros a los pies, como si faldas de madre fueras

Voy como un auténtico loco recorriéndote las entrañas.

Eres como un buen libro, Madrid, Madriz; el mejor libro. Madrí. A cada mirada, por mil veces que te mire, sacas algo nuevo para mi. Para gustarme más, para quererte con más locura y acariciarte con mis pies quasi desnudos en tu desértico mes de agosto.

Que hay que acostarse contigo llorando en invierno para saber que luego siempre se ríe y que, pese a puñetera en tu comienzo, eres buena de cabo a rabo, Madrid. Chulapa, gata, madrileña; revoltosa, cupletista y verbenera como los flecos de tu mantón.

Bien es cierto que eres vieja y encallecida, por años y trote; pero no por gusto, que bien presumida te adornas tú, flor de Chamberí, cada 15 de mayo y agosto. Sacas tus colores por las calles adornadas de banderines y fiesta de pueblo. Gustas de vivir un carnaval continuo de máscaras, faldillas y revuelos de organillos para recibirnos a todos, confundidos por tus variopintas sombras chinescas; pero en la intimidad de un piano, en las Cuevas de la calle del Príncipe, después de dejarte invitar a una sangría, bien acaba uno intimando contigo, enamorándose de ti. Y balanceándose por tu cadera de nardos, con la musiquita de Huertas y Don Hilarión, calle Atocha, abajo….

Y San Sebastián, con Benina, en el alto de la costanilla, vigilando…

Una morena y una rubia…

(Permítaseme el gusto de teñir a Madrid de morena, por los fogones de la Plaza Mayor y sus castañares del Barrio del Pilar; mientras Barcelona será la rubia, por el reflejo del solecito y sus mimosas… )

Tiene razón don Sebastián,
tiene muchísima razón.
Y si me gustan
las hijas de Eva,
¿qué he de hacer yo?
Nada me importa el qué dirán:
sigo la pública opinión.
Y si me encuentro
como un muchacho,
¿qué he de hacer yo?

¿Qué de hacer yo?

Pues nada...tirar p'alante y a ver qué pasa...


Una morena y una rubia,

hijas del pueblo de Madrid,
me dan el opio con tal gracia
que no las puedo resistir.
Caigo en sus brazos ya dormido,
y cuando llego a despertar,
siento un placer inexplicable
y un delicioso bienestar.
¡Ja, ja, ja,
ja, ja, ja, ja!
Y es que las dos,
¡ja, ja, ja, ja!
se deshacen por verme contento,
¡ja,ja,ja,ja!
esperando que llegue el momento
en que yo decida
¡ja,ja,ja,ja!
cuál de las dos
me gusta más.

Algo me cuestan mis chulapas,

pero la cosa es natural:
no han de salir a todas horas
con un vestido de percal.
Pero también algunas veces
se me ha ocurrido preguntar:
¿Si me querrán estas chiquillas
por mi dinero nada más?
Pero, ¡ca!
¡ja, ja, ja, ja!
Y es que las dos,
¡ja, ja, ja, ja!
se deshacen por verme contento,
¡ja,ja,ja,ja!
esperando que llegue el momento
en que yo decida
¡ja,ja,ja,ja!
cuál de las dos
me gusta más.

domingo, 3 de octubre de 2010

Derroteros europeos...


I will follow her
Follow her wherever she may go,
And near her, I always will be
For nothing can keep me away,
She is my destiny...

I will follow her,
Ever since she touched my heart I knew,
There isn't an ocean too deep,
A mountain so high it can keep,
Keep me away, away from her love.....

I love her, I love her, I love her,
And where she goes,
I'll follow, I'll follow, I'll follow.
she'll always be my true love, my true love, my true love
from now until forever, forever, forever

I will follow her,
Follow herwherever she may go,
There isn't an ocean too deep,
A mountain so high it can keep,
Keep me away, away from her love...

We will follow her,
Follow her wherever she may go,
There isn't an ocean too deep,
A mountain so high it can keep,
Keep us away, away from His love...

I love her
(Oh yes I love her)
I'll follow
(I'm gonna follow)
True love
(she'll always be my true, true love)
Forever
(Now until forever)
I love her, I love her, I love her,
And where she goes,
I'll follow, I'll follow, I'll follow,
she'll always be my true love,
My true love, my true love,
From now until forever,
Forever, forever...

There isn't an ocean too deep,
A mountain so high it can keep,
Keep me away, away from her love