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jueves, 17 de febrero de 2011

Francisco "Curro" Curto y el abuelo...

Tenderos
Antonio Agraz

Calle abajo va el reguero de la cola mañanera.
Viejas que ya no trabajan porque se hicieron muy viejas,
viejas que arrastran los años sobre zapatos sin suelas,
niñas tan chiquirritinas, tan menudas, tan pequeñas,
que parecen sarpullido que les sale a las aceras.
Mozas algunas, muy pocas, porque el taller las espera.


Guardias con fusil al hombro, recomendando paciencia
a las que chillan airadas cuando una niña se cuela.
Las agujas de un reloj apuntan las ocho y media.
Chirría el cierre metálico de la puerta de la tienda,
los guardias montan la guardia frente al quicio de la puerta.

Da una palmada el tendero, abre el cajón la tendera.
La cola va desgranando junto al mostrador sus cuentas.
El tiburón de la caja, por sus fauces de madera,
se traga voraz los cuartos, duro a duro, perra a perra.

Lo que ha costado dos reales, se vende a cuatro pesetas,
lo que tres duros valía, diez duros o doce cuesta.
Se marchan las compradoras sin cupro en la faltriquera
y unos gramos, muy poquitos, de cualquier cosa en la cesta.

Chirrían de nuevo los cierres metálicos de la puerta,
muralla de acero clavan entre la calle y la tienda.
Gozosos, cuentan los cuartos, producto de mala venta,
el pequeño comerciante y su mujer, la tendera.

Y mientras ayunan hijos del que lucha en las trincheras,
los dos tenderos suspiran "Que no se acabe la guerra"...


***

A veces miro hacia el campanario y te veo allí. Como la última vez.
Y me vienen a los oídos tus pasos tras la pared de cal viva; tu manera de limpiarte los ojillos velados con un soplido bajo la parra; tus historias de un joven que marchó a la guerra y en ella vendió lo que era para poder llegar a ser algún día...
Te echo de menos...

***


Si la bala me da,
si mi vida se va,
bajadme, callados
a la tierra.
Las palabras dejad,
es inútil hablar,
ningún héroe
es el caído.

De tiempos futuros
será forjador,
ansiaba la paz,
no la guerra.

Si la bala me da,
si mi vida se va,
bajadme, sin más
a la tierra.

De tiempos futuros
será forjador,
ansiaba la paz,
no la guerra.

Si la bala me da,
si mi vida se va,
bajadme, sin más
a la tierra.


Música: Béla Reitniz
(canción republicana de la guerra civil española)

(Reproducciones de Spotify)


***




Ay, qué bonita la luna.
Ay, qué bonita que estaba.

Se decolgó como un cuchillo
sobre el noble lecho de paja.
Viento que trajiste un día
noche oscura,
madrugá larga...

Ay, qué bonita la luna.
Ay, qué bonita que estaba.

Sábanas de esparto cubrían,
débil candil alumbraba,
al cuerpo que triste gemía,
la yesca su voz acallaba.
Postrero suspiro de vida...

Ay, qué bonita la luna.
Ay, qué bonita que estaba.

Ya nunca más tus canciones,
ya nunca tras tu sombra larga,
y la noche, cuchillo frío,
cortó la parra dorada.
Girón al alma cogido...

Ay, qué bonita la luna.
Ay, qué bonita que estaba.

Y el campo quedó tibio
al reflejo de la luna parda.
Y al llanto de roncos soplidos
cantaba la parca anunciada.
Esfuerzo deshecho en arena...

Ay, qué bonita la luna.
Ay, qué bonita que estaba.

Las tierras, fundido ya en ellas,
rezuman nieve y escarcha.
Pudo más la pena que el tiempo,
más que la muerte, la nada.
Helada tormenta que no cesa...

Ay, qué bonita la luna.
Ay, qué bonita que estaba...

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