Hoy, por un momento, sí me gustaría doblar la esquina y aperecer en la Gran Vía.
Allí tampoco es que haya nada mejor, pero al menos, allí, ya aprendí a vivir siendo una extraña.
Recuerdo tus ojos, y mataría por poder mojarlos hoy, por que tú recordases los míos.
Pero están todos tan lejos de la verdad....Y ella, la muy conchuda, me persigue allá donde yo quiera esconderme.
Tranquilidad, cachibache, que esta noche me emborracho bien con Gardel; porque me repatean como nunca las magníficas ideas del mequetrefe que se rió del caminito... una sombra ya mismo serás... una sombra, lo mismo que yo...
Veo la bastedad ocre de mi botas al lado de tus piececitos, a la hepática luz de una farola....
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