Un día, Chechu, se despertó y miró por la ventana. Necesitba gafas. Fue a la óptica. Y allí, se asustaron por su ceguera. 12 dioptrías era casi ver menos de lo que veía el gatito de escayola que el año anterior pintó para su mamá en el cole. Por lo que rompió su cerdito (más correctamente, el que sus hermanas tenían en el mueble del salón) y se compró un último modelo de la colección "gafuli Potter". Por el camino, mientras cruzaba la plaza del pueblo, se detuvo en el Carrefour y entró para comprar unas cuantas chuches. Como aún le quedaba un poco de dinero en el bolsillo izquierdo, empezó a echar cosas a la cesta: un abrelatas, un paquete de tiritas, un tarrito de esos rosas claritos que venden de vaselina, unos parches para la rueda de su bicicleta, .... Y así hasta gastarse casi todo lo que tenía. Pero ¡ah! de pronto la vio: una mochilita verde, con tonos ocres (Chechu es un niño muy apreciativo en esto de los colores), llena de bolsillos y compartimentos secretos.... ¡Uaooooooo! Exclamó para sí mismo el pequeño. Con los ojos desorbitados, la agarró. Tenía miedo. Le asustaba el intentar, si quiera, mirar la etiqueta. Vió la marca Go&Sport. El modelo: Explorator 2003. Y por fin.... ¡6€! Sólamente 6chavos.... ¡Vayaaaaaa! Y sonrió. Era perfecta para sus excursiones por el pueblo. Por los alrededores. Incluso para su próximo viaje en las vacaciones del cole. Abrió las cremalleras. Allí había sitio para todo: los bocatas, los walki-talkies, la cantimplorita térmica para el agua, un par de refrescos, sus colirios, la cartera de los Power Rangers con los cromos de la liga y la foto del tato encima del DNI. Era la caña. La descolgó y se la probó. Ajustó las correas. Se adaptaba de manera casi mimética a su torcida espalda. La abrazó, y se fue corriendo a la caja. No quería arrepentirse. Sabía que, de camino a casa, con la nueva adquisición colgada de los hombros , volaría a lugares recónditos del planeta. Tendría la sensación de estar en otro país. Y no había cosa que más le gustara. Cuando le tocó pagar, la cajera que nunca se quitaba la pinza del pelo le guiñó un ojo. Le gustaba ver el uniforme de aquella tienda porque le recordaba a los marineros del cuento de Sindbad. "Ella también quiere ser de mi club". Y ya la imaginaba en un barco pirata. Iría a rescatarla enfundado en el disfraz de Peter Pan con el que había ganado el concurso de Carnval.
¡Qué de aventuras le esperaban con su nueva mochila de explorador!
Lo que no sabía Chechu es que viajar cuesta dinero y, cual droga, engancha demasiado. Por lo que el día que se vió con 22 años, pidiendo la cuenta en francés, pensó "Uaooooo... si he llegado hasta aquí, puedo ir a ver a Paula y a la Alcaide y ganar el programa." Se había operado y ya no llevaba gafas. Sin embargo, la mochila y la sonrisa frente a un escaparate de Viajes Iberia seguían siendo iguales. Desde ese momento, los mapas se amontonaron en las paredes de su cuarto; los callejeros poblaban sus estanterías. Y en su cabecita de niño grande resonaba el nostálgico "Aaaaaaaaaaay, qué te voy a contar..." de su profesor de Historia del Arte. ¿Qué habría sido del pequeño Chechu si nunca se hubiera decidido a salir de su casita con el atillo de ropa al hombro, cual patito feo? ¿Qué si nunca se hubiera comprado su mochilita de explorador y sus botitas de montaña? Ah! Eso nunca lo sabremos.... Ahora, sólo piensa en comprar sellos para mandar una postal a sus hermanas desde la próxima parada que haga el tren. Sólo la cara que pondrían ellas al leerla mientras piensan "Aaaaaaaaaaaay , Chechu" era más maravilloso que todo aquel mundo de aventuras que empezaba a explorar...
Pienso en Ana, en Rober, en su "corsita" y en la "pane"; incluso, en Elena que aún no ha terminado de irse de la Place de Jaude. El sofá amarillo de casa, mi camita (censured), en la radio del baño. Se me viene a la cabeza Tirantes, y hasta la vecina del 3º. Ojalá el próximo invento sea el armario telequinésico. Y la próxima preocupación de Chechu, ¿Ubi sunt todos los mecheros que se nos perdieron entre las manos?
Llevaba siglos aplazando leer entero tu blog, y por fin hoy me he puesto a ello. Me encanta como escribes, el toque poético que le das a cualquier cosa cotidiana (algo que yo no conseguiré nunca).
ResponderEliminarTe seguiré leyendo, esta vez no del tirón, sino cuando toque.
P.D. Mis ojos van muy bien, gracias :)
Bueno, me alegra que te esté gustanto y que los ojos vayan bien.
ResponderEliminarSólo hay que disculparme el que, a veces, se me vea el plumero y me ponga demasiado ñoña-sentimental...
Releo tu fotolog. Un saludo!