Páginas

sábado, 27 de marzo de 2010

El sentimiento de la Naturaleza en la pintura rusa. (2ªparte). 2/2 siglo XIX. Del análisis de la realidad al individualismo vanguardista.

Chica con ropa lavada en el yugo. (1874)
I.N. Kramskoï.

"Un cuadro de la vida contemporánea no es perfecto si el mundo interior que se agita en sus coetáneos, hombres de la época, [...] no encuentra en él su reflejo."

Pues así dió I.N. Kramskoï, líder de la Sociedad de los Ambulantes, el pistoletazo de salida al verdadero Realismo ruso.
Corrían los años 60 en la agitada Rusia aún zarista, cuando a un grupo de catorce jóvenes les dió por reivindicar, desde su taller , la libertad de expresión artística. Y así empezó todo. Unas quedadas por aquí; reunión de amigos por allá y lo que empezó siendo un pequeño grupo de soñadores armados con pincel y paleta, acabó dando la vuelta al vasto imperio ruso. Y con gran éxito, por cierto. Su objetivo, en palabras del guía Krmaskoï: "someter el arte a las necesidades del pueblo y sacarlo de las tinieblas medievalistas" en las que aún se encontraba la mayor parte de sus habitantes.
Vasili Pérov secundó tal proyecto y se atrevió a dar un paso más. Reflejar a los aflijidos, a los más machacados por esa naturaleza que pintaban. Esto es, poner en relación Historia (no sólo como paso del tiempo, sino como suerte y destino)-Naturaleza(medio)-Humanidad(evolución de los dos términos anteriores); sentir la indignación del ser humano ante la imposibilidad de cambiar ninguno de los reveses de la Fortuna. Él no se daba cuenta, pero influiría, de manera directa, a pintores posteriores cuya duda pictórica era "Lo que somos ahora, ¿es consecuencia única de lo que fuimos? ¿O influye también en lo que vendrá?" Esto es: aúnar Pasado-Presente-Futuro. Pero no nos adelantemos... Por ahora:
Último día, de 1865.


Si se fijan bien, podrían decirme hasta quién va dentro de ese ataúd... En fin, realismo. Tras él, Fiódor Vasilyev, el jovencito niño prodigio que, de tanto que vivió sus pinturas, acabó muriendo a la tierna edad de 23 años. Si ven cualquiera de sus cuadros en relación a las montañas de Crimea, pueden ver que se dejó el alma en ellas. ¡Hasta creía en el poder redentor del paisajismo! Medio bohemio, medio romántico (murió de tuberculosis, fin fatalista y romántico donde los haya) , fue tan realista que defendió a capa y espada el nacionalismo de su tierra, llegando a decir que "para qué quiero yo salir de aquí, si tengo paisajes para recrear la vista, pintura para plasmarlo; alcohol para evadirme y sexo con el que celebrarlo." ¡Bravo Rusia y sus rusos! ¡Anda que no saben! Por el momento, quédense con las Montañas de Crimea. Después de la lluvia. (1871-73), justo aquí abajito, a la derecha.
Pese al fallecimiento tan temprano del pintor, puedo éste hacer todo un estudio del color que más tarde volvería a verse en las telas posteriores, como su condescendiente Isaac Levitán. Pero antes, déjenme hablarles de las dos corrientes paisajísticas que se crearon a partir de Vasilyev. Tras la estela que dejó el nuevo enfoque de la naturaleza manida por el hombre, pensada por Ivan Chichikine, se dijo que sobre el paisaje ruso se había creado una poética basada en la búsqueda de la armonía Naturaleza-Hombre. ¡Ah! Olvidé decirles que Chichkine era un cazador nato de oso en sus ratos de asueto... Quizá por eso lo de buscar un lirismo a tales asuntos. Pero eso, ya digo, son comentarios superfluos...
Quien se dió cuenta de esto y llamó al orden fue Isaac Levitán. Realista objetivo, en plenos años 70, él se basa en el estudio de la gama de colores que la naturaleza nos muestra en sus diferentes estados. Esto es, la contemplación de su belleza desde diferentes puntos de vista. Tales como reflejar el efecto de la nieve en el mes de marzo, el reflejo del sol en las ramas que flotan en un estanque tras una tormenta veraniega, o las juguetonas formas de la sombra de la luna. Me le imagino desfrutando hasta el éxtasis de esos "movimientos imperceptibles de la Naturaleza tan armoniosamente unidos al alma humana". Su obsesión era captarlo todo, pero siempre dentro deun contexto psicológico. A la izquierda, sus Inundaciones de primavera. 1897.

Cambiando de tercio, en la medida de lo posible, y haciendo gala de los consejos de mi querido Roberto (¡ey, Rober, un saludo!) , hablo ahora de los dos autores que más se cuestionaron el destino del hombre. Ilya Repin y Vasili Surikov. Ambos decidieron relacionar los conceptos de "verdad-belleza". No sé ustedes, pero a mí me recuerda, con solo ver esas dos palabras unidas, a las teorías estéticas de Platón y Aristóteles ("lo bello es bueno, y lo bueno, virtud"). Elucubraciones a un lado, en el caso de Repin, se defiende más un lado individualista, donde se prefiere resaltar la originalidad del mundo interior de cada individuo per se, como afirmó el propio Tolstoï referente a sus escritos. (Los "harleurs" del Volga. 1870-1873).
Si prefieren lo contrario, hagan caso de Surikov, pues para él, el verdadero y único protagonista de sus cuadros, de la historia y de la naturaleza, era el pueblo como héroe colectivo. Se le ha llegado a comparar con la psicología popular empleada por Moussorgsky en su música. Esto, si tienen fuentes fiables, agradecería una explicación más detallada. Por mi parte, sólo hago el apunte. En fin, que para todo este rollo que les meto del destino individual/colectivo del hombre en cada autor, sólo les recomiendo que se fijen en las miradas. En el punto en al que se diregen las miradas de los personajes retratados.
Mañana de ejecuciones. (1881) Surikov

Y para terminar de una vez con el rollo que les estoy metiendo hoy, mi muy queridos y pacientes lectores, les diré que, tras esto, empiezan a retomarse motivos folklóricos. Quiero decir que, al igual que hicieron los Hermanos Grimm con las leyendas alemanas, pintores posteriores como Viktor Vasnetsov o Nikolai Kasatkin, fueron dibujando con su pincelito figuras alegóricas propias del folklore ruso que iban sacando de su memoria; recuerdos de su abuela contándoles cuentos a la hora de dormir; campesinos canturreando romances mientras trashumaban por las estepas, etc. Así, podemos ver a lomos de un lobo gigante (a lo David el gnomo) a un entrañable infante como el zarevich Iván, antes de convertirse en lo que todos sabemos... El zar Iván IV, el Terrible.
Tras todas estas reminiscencias de la infancia y adolescencia rusas, alguien se cansó de analizar la realidad a través de la Naturaleza y, pasando de todo lo anterior, se autoproclamó autor postimpresionista. Así, como si nada. Leonid Pasternak. Como pueden imaginar, después de tanto ego, sólo quedaba admitir que las Vanguardias estaban al caer...
Con él me despido. Como yo también estoy bastante cansada y me veo más que reflejada en uno de sus cuadros, ya que estoy a tres días de entregar el famoso dosier ruso, aquí se lo dejo.
La noche antes del examen. Década de 1890.

Спокойной ночи, хорошего воскресенья и наслаждайтесь.

3 comentarios:

  1. Hola Judith,
    me ha encantado tu post, un buen trabajo. A éstos pintores "Los Ambulantes" sí que los conozco a todos: Levitán, Kramskói, Shiskin,Pérov, Vasilyev. Repin... son un maravilla.
    Te felicito pues lo estás haciendo muy bien. Besos.

    ResponderEliminar
  2. Hay uno que se llama Chichikine?
    Jajaj
    Ese me lo salté!
    ;)

    ResponderEliminar
  3. buenas noches a ti también, y aunque no sea domingo, que disfrutes tu también.

    ResponderEliminar