Nieva de nuevo, en Clermont.
Los coches han vuelto a estacionarse delante de casa con el firme propósito de no moverse hasta que pase la ola polar. Quién sabe; la última vez fueron 15días. El que más duró, fue retirado la semana pasada por la grúa: motor congelado.
Esta mañana jugué al tetris con los 9 metros cuadrados donde mi mundo se hacina, rehuyendo inviernos. Cuatro muebles y una lamparita de noche superpueblan las vistas desde mi escritorio. Y giro continuamente la cabeza, pero a mi derecha sólo sigue estando la oquedad que saltó Alicia e hizo que sus pies se rasguñaran con guijarros grandes y desnivelados. Ahora, prefiere dormir cerca del radiador, bajo de la ventana; en tanto que un ratoncito Pérez, canoso de estío, se cose la sombra de otros pies; y una furtiva lágrima les hace compañía en noches como la de ayer: las 5 de la mañana y yo pensando en ese avión, camino a cualquier parte, en dirección contraria a mi casa....
Qué aburridos son mis cuentos sin tus palabras...
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