- Hace ya un tiempo que volví de Francia. De mi querido y estimado Clermont-Ferrand, en conexión directa y diaria con Issoire.
- Esta noche, un acuciante golpe de tos seca me impidió dormir.
- Siempre me ha dado miedo la potencia de mi imaginación y la perversa simpatía que le tiene a las sombras que no son.
- La Noche de los Santos - o Halloween, para los de la LOGSE - fue hace unos días y ayer tuve que releer El monte de las ánimas de Bécquer..
No sé qué relación puede haber entre estas dos ideas... Si seguimos la crítica de la Estilística con Leo Spitzer o Dámaso Alonso, seguramente daríamos con algún tipo de viviencia que, posiblemente, hubiere dejeado impronta en mí y, por ello, sirviera de funte de creación, modo de conocimiento del mundo y vía de entrada - dirección hacia la "psicología del autor". ¡Miren! Si se quiere, hasta podría decirse que les he explicado medio siglo de Crítica Literaria subjetivista y ametódica en cuatro líneas...Pero no era éste mi propósito. En realidad, no tenía más intención que recuperar una parte del Petit carnet du voyage que escribí para otros medios distintos a este blog; esto es, El rincón del FiloFriki: local apto para fumar.
Siento si resuena aquí mi ego, pero llevaba tiempo sin echarle un ojo y, en días de una tardor tan soleada como el de hoy, ¿por qué no reirse un poco de uno mismo? Ya ven, una ya hasta se glosa... ¡Cuánto Narciso suelto! Espero que disfruten con
Pesadilla en Issoire's Streets...16/03/10
En menos de 48 horas he visto el mismo pueblo desde tres puntos de enfoque distintos de una misma carretera, y sentadica en el mismo autobús. ¿A qué se debe? No. Nada de estar dando vueltas en círculo. Esto sucede cuando el gobierno decide tirar la casa por la ventana y, ya que estamos en primavera, ¡ha la! A hacer obras se ha dicho. Obras, obras y más obras - ¿serán familia Taladrón y el alcalde de aquí? - ; las cuales modifican el curso, sobre un mismo punto, del autobús. Resulta ser que el interurbano directo Clermont-Issoire, ahora se ha convertido en una ruta turística de alto interés para los que nos toca desplazarnos a 60km, día sí, día también. Pleitesía francesa, que se llama.
Como el lindo recorrido del autocar, como decíamos, se ha visto, "provisionalmente" reemplazado y parece ser tiene mucho aforo (no se engañen, es que también han variado las frecuencias y el número de servicios), el entusiasta usuario puedo contemplar, y disfrutar, de longevas colas que atraviesan la vetusta estación. ¡Qué deleite ese "ratito" al sol, a pie quieto! ¡Qué gozo el sentir el sol y sombra durante una hora en la cara! Ah...
Aunque no podemos quejarnos. La propia compañía, preocupada por el creciente paro laboral (no vaya a ser esto como España), se ha molestado en buscar entretenimiento para los pacientes viajantes de turno. Esto es: se puede ver, con su bolsa de plástico repleta de cosas, sus pelos alborotados y teñidos de bronce, pantuflas y pilas bien cargadas, a un número incontable de señoras de edad avanzada, que, aburridas de estar en sus casas, se apuntaron al noble programa de "distraiga usted al viajero". Y sí. Menudo entretenimiento... Los oriundos de la zona aún no saben distinguir bien a los ejemplares de dicho bestiario, porque, haciendo boga de la verdad, no abunda mucho este tipo de especímenes fuera del contexto que hoy describo. Pero una, proviniente de la España de charanga y pandereta, se ha hartado de verlas y las reconoce con un solo golpe de vista.
Sabran ustedes, ávidos lectores, de lo que hablo: las abuelas. Pero no las dulces abuelas que hacen tartitas a sus nietos; que ven Amar en tiempos revueltos glosando decorados; que pasean con su garrotilla y hacen punto tras los visillos. No. Las abuelas cansinas. Las de los medios de transporte, que se ponen a dar la chapa, y no paran de rajar desde que se suben hasta que se bajan. A ésas me refiero. Las abuelas - sorpreseras: las que te pillan desprevenido y, cuando quieres darte cuenta, ya es demasiado tarde para escapar de su maquiavélica libertad de expresión en medios y transportes públicos.... También son conocidas, familiarmente, con el sobrenombre de "Abuelas-Pesadilla".
Pues bien, ayer mismo tuve el placer de preguntarle a una de ellas (camuflada entre los árboles del párking) si era allí donde se accedía al servicio suplementario Issoire-Clermont. Ella, radiante de felicidad, mostrándome su escasa dentadura con una sonrisa de oreja a oreja, me respondió:
Como el lindo recorrido del autocar, como decíamos, se ha visto, "provisionalmente" reemplazado y parece ser tiene mucho aforo (no se engañen, es que también han variado las frecuencias y el número de servicios), el entusiasta usuario puedo contemplar, y disfrutar, de longevas colas que atraviesan la vetusta estación. ¡Qué deleite ese "ratito" al sol, a pie quieto! ¡Qué gozo el sentir el sol y sombra durante una hora en la cara! Ah...
Aunque no podemos quejarnos. La propia compañía, preocupada por el creciente paro laboral (no vaya a ser esto como España), se ha molestado en buscar entretenimiento para los pacientes viajantes de turno. Esto es: se puede ver, con su bolsa de plástico repleta de cosas, sus pelos alborotados y teñidos de bronce, pantuflas y pilas bien cargadas, a un número incontable de señoras de edad avanzada, que, aburridas de estar en sus casas, se apuntaron al noble programa de "distraiga usted al viajero". Y sí. Menudo entretenimiento... Los oriundos de la zona aún no saben distinguir bien a los ejemplares de dicho bestiario, porque, haciendo boga de la verdad, no abunda mucho este tipo de especímenes fuera del contexto que hoy describo. Pero una, proviniente de la España de charanga y pandereta, se ha hartado de verlas y las reconoce con un solo golpe de vista.
Sabran ustedes, ávidos lectores, de lo que hablo: las abuelas. Pero no las dulces abuelas que hacen tartitas a sus nietos; que ven Amar en tiempos revueltos glosando decorados; que pasean con su garrotilla y hacen punto tras los visillos. No. Las abuelas cansinas. Las de los medios de transporte, que se ponen a dar la chapa, y no paran de rajar desde que se suben hasta que se bajan. A ésas me refiero. Las abuelas - sorpreseras: las que te pillan desprevenido y, cuando quieres darte cuenta, ya es demasiado tarde para escapar de su maquiavélica libertad de expresión en medios y transportes públicos.... También son conocidas, familiarmente, con el sobrenombre de "Abuelas-Pesadilla".
Pues bien, ayer mismo tuve el placer de preguntarle a una de ellas (camuflada entre los árboles del párking) si era allí donde se accedía al servicio suplementario Issoire-Clermont. Ella, radiante de felicidad, mostrándome su escasa dentadura con una sonrisa de oreja a oreja, me respondió:
-Sí, hija, aquí es. Vente conmigo al sol, que hace frío aquí (ya digo que estaba tras los arbustos); además, las dos hacemos el mismo camino y así, juntas, no nos aburrimos...
Uhm... Eh... ¡¡¡MEC - MEC!!! ¡¡¡ERROR!!! Señora, ni en pedo me lía usted a mí. Una vez caes en sus garras, no te sueltan. ¡Pero si te persiguen hasta mientras haces cola y todo! Para ver la trascendencia de tal acontecimeinto, véase la imagen ulterior: abuela descojonada de la risa y transeuntes con cara de la almodovariana expresión "¡Qué he hecho yo, dios mío, para merecer esto!"
Pero volviendo al momento en el que la abuela me detectó con su infalible radar "niña aburrida esperando: blanco perfecto. Actúen todas las unidades...¡Al ataquerrrrr!" , he de decir que ya he encontrado una utilidad a esto de ser siempre la extranjera...
-Señora, yo no saber francés... (sonrisa) Ser España... (sonrisa)... No entiendo (sonrisa).... siento mucho yo usted ....(sonrisa final y pasos marcha atrás, disimulando la huída en estampida).
Es MUY importante pegar el mayor número de patadas a tus conocimientos lingüísticos de la lengua en común (sí, aunque suponga tirar a la basura 10 años de estudio... Hay decisiones en la vida que son, por fuerza, drásticas: vencer o morir.
Así que ya me ven. Cargada, cual mulo, de libros y redacciones por corregir, buscando un recóndito lugar en el que esconderme de estos atacantes (¿Alguien ha visto la serie The walking dead ?). Cuando lo encontré, saqué una obrita de Dostoyevski (El jugador, la cual recomiendo) bajo el firme convencimiento de que, si alguna nueva abuela se acercaba a mi con persuasivas intenciones de ocio y recreo, al ver tal nombre ruso, ésta habría de pensar "Ave María purísima, un comunista." Y saldría corriendo.
Sólo digo que, al rato y afortunadamente para mi, así sucedió.
Escribo estos pequeños trucos de viajero perspicaz para que, si alguno de mis escasos lectores, sufre alguna vez dicha invasión, sepa a qué recurrir para salir del paso sin menearse ni el flequillo.
Sin embarrgo y contra todo pronóstico, no conseguiréis dormir el camino a casa: el chascarreo de la anciana voz es incesante. Sea quien sea la víctima del asedio, es imposible de eludir. Así que, procuren llevar ustedes el mp3, walkman, discman, etc. bien cargado de batería y dotado de potentes auriculares; o, en su defecto, unos buenos tapones para los oídos. No obstante, servidora, tras varias idas y venidas padeciendo tales "susurros", estoy pensando en comprar esparadrapo; o una Magnum del 47... Total, a grandes males...
Uhm... Eh... ¡¡¡MEC - MEC!!! ¡¡¡ERROR!!! Señora, ni en pedo me lía usted a mí. Una vez caes en sus garras, no te sueltan. ¡Pero si te persiguen hasta mientras haces cola y todo! Para ver la trascendencia de tal acontecimeinto, véase la imagen ulterior: abuela descojonada de la risa y transeuntes con cara de la almodovariana expresión "¡Qué he hecho yo, dios mío, para merecer esto!"
Pero volviendo al momento en el que la abuela me detectó con su infalible radar "niña aburrida esperando: blanco perfecto. Actúen todas las unidades...¡Al ataquerrrrr!" , he de decir que ya he encontrado una utilidad a esto de ser siempre la extranjera...
-Señora, yo no saber francés... (sonrisa) Ser España... (sonrisa)... No entiendo (sonrisa).... siento mucho yo usted ....(sonrisa final y pasos marcha atrás, disimulando la huída en estampida).
Es MUY importante pegar el mayor número de patadas a tus conocimientos lingüísticos de la lengua en común (sí, aunque suponga tirar a la basura 10 años de estudio... Hay decisiones en la vida que son, por fuerza, drásticas: vencer o morir.
Así que ya me ven. Cargada, cual mulo, de libros y redacciones por corregir, buscando un recóndito lugar en el que esconderme de estos atacantes (¿Alguien ha visto la serie The walking dead ?). Cuando lo encontré, saqué una obrita de Dostoyevski (El jugador, la cual recomiendo) bajo el firme convencimiento de que, si alguna nueva abuela se acercaba a mi con persuasivas intenciones de ocio y recreo, al ver tal nombre ruso, ésta habría de pensar "Ave María purísima, un comunista." Y saldría corriendo.
Sólo digo que, al rato y afortunadamente para mi, así sucedió.
Escribo estos pequeños trucos de viajero perspicaz para que, si alguno de mis escasos lectores, sufre alguna vez dicha invasión, sepa a qué recurrir para salir del paso sin menearse ni el flequillo.
Sin embarrgo y contra todo pronóstico, no conseguiréis dormir el camino a casa: el chascarreo de la anciana voz es incesante. Sea quien sea la víctima del asedio, es imposible de eludir. Así que, procuren llevar ustedes el mp3, walkman, discman, etc. bien cargado de batería y dotado de potentes auriculares; o, en su defecto, unos buenos tapones para los oídos. No obstante, servidora, tras varias idas y venidas padeciendo tales "susurros", estoy pensando en comprar esparadrapo; o una Magnum del 47... Total, a grandes males...
A mis abuelas,
y a su administración de la vida de los otros...
por tantos años de propinas y collejas...
Me suena de algo ese texto. Y esa tos.
ResponderEliminarJajaja
aunque le he visto un toque nuevo acerca de caminantes oscuros.
Jajaja
Conclusión: ME ENCANTAAAAA