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jueves, 23 de diciembre de 2010

Joan Maragall (1860-1911) --> Teorizador

¿Quién habría de decir que el regionalismo vendría a ser una nota eminentemente moderna en el movimiento sociológico de este fin de siglo; que a él acudirían las ciencias sociales y el mismo arte de la política en nbusca de nuevos horizontes y de soluciones salvadoras; que despojado de anacronismos líricos y de su negativo espíritu de mezquinos rencores, aparecería como un pedazo de ideal del pensamiento nuevo?

I, La Vida Regional (4/11-III-1893).


[...] Los primeros siglos de la que se llamó Edad Moderna fueron como coronamiento y esplendor de las virtudes y fuerzas incubadas por la vida medieval [...] el genio aventurero encontró su más alta representación en Castilla, favorecido por el temprano imaginativo y poco complicado de los castellanos y exaltado por la épica [...] era natural el encumbramiento del Estado español, absorbido en la gran personalidad de Castilla, el día en que integrado ese pueblo en la plena posesión de sí mismo, encontrara en Europa la atmósfera dominante de disputas religiosas, de grandes guerras y galanteos, de viajes a mundos lejanos y desconocidos. [...]

Pero el mundo, las ideas, marchan y los pueblos se quedan. Es decir, la atmósfera social cambia y las sociedades necesitan respirar por otros órganos. Añádese a esto que toda gran intensidad de vida lleva consigo (en lo finito) un desfallecimiento y un descanso.

De ahí que el genio castellano, que todavía asume la representación del genio español, se haya quedado con su imaginación, su simplicidad interna, su altisonancia, su espíritu aventurero; pero como por una parte todas estas cualidades están faltas de la gran energía vital que las animara, y por otra parte tales aptitudes tienen escasa aplicación al moderno funcionar de las ideas y de los hechos [...] la decadencia arrastra no a una sola nación, sino a todo un grupo de pueblos afines que representan algo como una unidad étnica.

[...]España ha llegado a tal punto de debilidad y decaimiento, que ni siquiera le restan fuerzas para mantener despierto su instinto de conservación; ni siquiera puede extranjerizarse.

Esta afirmación, a los ojos de un patriotismo más o menos cándido, podrá ser terriblemente acusado de antipatriótica; sin embargo, está en la conciencia de todos aquellos pocos españoles que piensan en algo más allá de nuestras costumbres nacionales; y en la conversión particular apenas hay quien la niegue.

El pensamiento español (14-XI-1893).

Se siente en esto un divorcio muy marcado entre el país y sus elementos directores que hace sospechar en el pueblo español una cierta ineptitud en producirlos adecuados a su temperamento y a las necesidades de los tiempos. Esta ineptitud en medio de tan grandes cualidades pudiera muy bien ser el genio malo de España y de la causa de todas sus decadencias.

[...] Y si así como él (Martínez Ruiz) ha sabido revelar el alma castellana, que indudablemente ha podido llamarse alma española por muchísimo tiempo, se encontrara quien supiera buscar otras, ocultas siglos ha por los espacios de la Península Ibérica, quizás, combinándola, los españoles adquiriéramos conciencia de una alma nueva que buena falta nos hace.

El alma castellana (31-VII-1900).


Aquí hay algo vivo gobernado por algo muerto, porque lo muerto pesa más que lo vivo y va arrastrándolo en su caída a la tumba. Y siendo ésta la España actual, ¿quién puede ser españolista de esta España, los vivos o los muertos?

La Patria nueva (11-IX-1902).

Ha llegado, pues, la hora de que (Propuesta Iberista) ponga en el aire peninsular este ideal que llame a sí todas las libertades ibéricas agrupadas según ñas modalidades en que naturalmente se hayan manifestado o vayan manifestándose, desde el tímido pero profundo sentimiento particular de raza de los gallegos, desde el reducido pero vivaz fuerismo vasco, desde el vago regionalismo de las poblaciones que se contentarían ahora con una descentralización administrativa más o menos extensa, hasta el resuelto autonomismo catalán y que pueda también contener la tanto tiempo ha consumada, pero no perdurable, separación portuguesa, y aún los vislumbres del porvenir de África, o donde sea.

III, El ideal Ibérico (III-1906).

*****

¿No me entendéis? ¿Dios mío, que no daría yo porque me entendiérais, porque nos entendiéramos en castellano, en catalán, en lusitano?

(Artículo sin título, enviado a Ortega y Gasset el 29 de junio de 1910).

3 comentarios:

  1. Conocí a Maragall a través de mi libro de literatura española de 4º de bachiller. Tenía 13 años y el poema que ilustraba su figura me lo aprendí tan de memoria que aún lo recuerdo: "Si el món ja es tan fermòs, Senyor, si es mira amb la pau vostra dintre dell'ull nostre..."
    Pero no lo conocía como teórico y me ha resultado muy interesante lo leído. Sin lugar a dudas me quedo con el último artículo enviado a Ortega y Gasset.

    Un abrazo muy fuerte, Judith

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  2. gracias por tus palabras, por tu paso... he recibido una sensibilidad que no te sabría definir...
    Maragall!! poeta insigne de la tierra catalana
    Ortega y Gasset, me apresó con su obra 'El Espectador'
    grandes personajes de los que siempre hay que aprender...

    Saludos

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  3. Freia: Yo estoy descubriendo a Maragall (tanto poeta como teorizador) ahora, en 5º-6º de carrera. A ver si nos vemos y te comento, que tengo unas ganas de explotar todo lo que estoy leyendo de Margall... Sobre todo, la parte con la que influyó a Ortega y a Unamuno. Y el poco caso que se le hizo al pobrecito mío... Claro. Era España...
    Lo dicho, a ver si nos vemos.

    María: Gracias a tí por tus palabras y tus versos. Desde que vi, anteayer, tu última actualización, no dejo de "Mirarte". Simplemente, me parece maravilloso.
    Respecto a Ortega, estoy intentando meterme en su "Deshumanización". A ver si saco de él otra entradita con la que entretenernos un rato. Un saludo.

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