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miércoles, 15 de mayo de 2013

15M o los olvidados, dos años después.

Que uno pertenece a esa casta de olvidados, de arrinconados por las instituciones, no es nada nuevo desde hace ya cinco años. No obstante, hay quien se encarga de recordásnoslo: 

  • Desaparición de puestos de trabajo y el consiguiente engrosamiento de las listas del paro de todo aquello bajo el manto de la Cultura: bibliotecas (reducción notable del horario de acceso en bibliotecas como la BNE), museos (cierre del Centre d'Art Santa Mònica de Barcelona), etc.
  •  Desaparición de becas: no publicación o publicación con las plazas ya adjudicadas, por lo que el concurso me dirán ustedes si tiene otro sentido que el de justificar a la Institución ante su propia ley hecha trampa; cese de pago a los beneficiarios de tales ayudas - véase investigadores universitarios becados por el MEC, sin cobrar desde el mes de diciembre; retirada de ayuda de libros para alumnos de colegios e institutos públicos desde la Junta Territorial de Castilla y León; largo etcétera. Ejemplo del día: mientras el señor Botín sigue expandiendo su dominio a lo Carlos V, el mejor físico europeo, de origen gallego, se queda sin beca de estudios en España.

  • Desaparición del derecho a la atención sanitaria y servicios especialistas: se dio recientemente uno de los primeros casos en Baleares al fallecer un joven de apenas 30 años por tuberculosis, enfermedad que en España sufren 20 de cada 100.000 personas con tratamiento sanatorial positivo en un 99% de los casos. Hasta ahora. 
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Forges, El País, 07.02.2012
  • Desaparición de las ayudas a jóvenes empresarios y nuevos emprendedores: negativa de dicha subvención  para la apertura de un negocio de tabacalera con suplementaría por ser mujer mayor de 50 años residente en una población de menos de 300 habitantes.
  • Desaparición de líneas de transportes entre provincias como Madrid y Segovia, así como de medios interurbanos e interprovinciales en empresas como RENFE, con reducción de frecuencia de paso y eliminación de estaciones, paradas, apeaderos, etc. con  el subsiguiente aislamiento vecinal.
En fin, un suma y sigue que va colmando ese famoso saco del olvido. Fardo que rebosa de injusticia, indignación y rabia, pero cuyos costales se ven bien sujetos gracias a los fraudes fiscales que se siguen dando, al no encarcelamiento de responables, a la dejadez de las responsabilidades civiles y económicas de los dirigentes de este país. Al alzamientpo de las clases minoritarias como cada vez más poderosas e impunes. Al ahondamiento de la crisis de la mayoría por las políticas de austeridad. Y ellos, un ellos, la bestia, la bicha, que se cristaliza concretamente en la clase política, pero también en todas aquellas manos dirigentes de grandes instituciones públicas como las de los hospitales o las universidades. Grandes pseudo-cicerones que todo lo arreglan con golpecitos en la espalda del amigote que les asegure cada vez más sueldo, más becarios y menos trabajo a realizar. Duele el engaño, el desengaño, como el roce de la piel escocida.

Supongo que es lo que tiene pertenecer a la clase de "los olvidados":  aquellos que ni damos beneficio, ni renta, ni nada de nada que pueda traducirse en dinero. Servidora, observa la situación y no sabe si echar a correr o liarse a palos. Mi rama, la de las Humanidades, la de los Investigadores en general, parece formar uno de los grandes bastiones de esta casta de dados de lado. Evidentemente y por desgracia, no es la única. No es el propósito quejarme de lo mal que está la universidad - de eso ya se encargan los laureados todopoderosos aquejados de la maldita juventud desinteresada de hoy en día (casualmente, la misma juventud que se queda sin becas y sin trabajo y, por tanto, pasa a considerarse "nini"). Ni siquiera quejarme. Simplemente, emplear este rincón de la blogosfera para dedicarle unas líneas al espectacular hecho de sobrevivir a esta bazofia social en la que damos bocanadas de aire cuando intentamos salir a la superficie. Opinar que nos merecemos algo mejor. Mucho mejor. Que no es cuestión que unos valgan más o menos. Que las desigualdades empiezan al ponerle valor a quien no lo tiene. Las quejas no son suficientes. Esta visto que nada cambia con protestas. Desmantelar las grandes testas de esta piel de toro que no deja de cornear a quien le da sustento. Hasta entonces, únicamente, seguir deseándole feliz aniversario al 15M que tanto nos hizo y nos hace ilusionarnos con la esperanza de un despertar de esta sinrazón de Sansueña. Creo que con dos años ya se pueden empezar a dar los primeros pasos de aquel embrión revolucionario y siempre pacífico de la Puerta del Sol... 

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