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martes, 16 de agosto de 2011

Bodas de Plata, vuelta al trabajo y plaga papal...

Es una putada...

Disculpen ustedes el vocabulario, pero es que no encuentro una palabra que lo defina mejor. Además, ayer  me regalaron la típica plaquita con la descripción de mi nombre y, qué quieren que les diga: "arrogantes, poco diplomáticas, acaban saliéndose con la suya..." Una creyendo toda la vida que "lo valiente no quita lo cortés"; esforzándose por cumplir esta máxima - aunque, parece ser, sin conseguir frutos...-; siguiendo preceptos de buenos y ancianos consejeros... ¿Para que una puñetera placa me diga eso y la gente se descojone con un "¡Uy! ¿Qué te parece? ¡Ha dado en el clavo!" ? Por si esto fuera poco, una que, no por nada, se escuerna a trabajar - porque, como buena becaria, no tiene días de vacaciones reconocidos y debe recuperar horas- se gasta medio salario en una Suite con champán, albornoz y desayuno en la cama para papá y mamá y sus santas bodas de plata. ¡Para qué? Para que le traigan esa puñetera plaquita toca-morales...

-Hace 25 años tú no estabas ni en el pensamiento de tus padres y ahora, mírate, toda una mujerona, con canas y todo... ¡Ay, la vida!

-Sí, tú también estás estupenda, querida...

¡A la mierda! ¿Me estás llamando "gorda"? Es que, perdona, chata, pero 25 años pasan por todos. Y para mi, son los primeros. Seguramente, tú, hace 25 años, no estabas a manzanillitas después de comer ni con un cojín en el asiento... ¿Qué tal tus almorranas?

-¡Ay! Somos una familia como de las que ya no quedan.... - Creo que no haré comentarios sobre esto porque, con tanta charanga papista, igual me cierran el chiringuito los pro-familiares...

Es una putada... ¿O no?

Pero, por si a alguien se le había pasado por la cabeza la típica frase de autoconsuelo "las cosas pueden ir peor", "tampoco es para tanto", etc. etc. etc. Hoy comenzaba la vuelta al tajo... Creo que, después de esto, poco más puedo decir, ya que este síndrome postvacacional es archiconocido... ¿Para qué jactarse en esta inmensa suerte de volver al trabajo, en pleno mes de agosto y con la ciudad infestada/infectada de fans sectarios? Ay, qué felicidad... Fíjense que hay hasta quien lo celebra. Sí,sí. Si no, explíquenme ustedes porqué se han encontrado preservativos usados en los servicios de señoritas de mi oficina... Aunque, claro, puede ser que, debido a esta inmesa ola de falsa moral que invade España, la gente se haya vuelto más loca y practique sexo a escondidas. No vaya a ser Benedicto les pille y les excomulge... ¡Uy, qué miedo! Pero a lo que íbamos. El curro. El síndrome de "se me han acabado los días de tocarme la barriga". El jefe. Los compañeros. El desayuno a las 11. El pitidito de fichar a las 3. Los buenos días del portero, más falsos que los ojos de Espinete. ¿Hay algo peor? Pues sí. Claro que sí. siempre hay algo peor... ¡¡¡Las miles de sillas vacías a tu alrededor; los puestos vacíos de tus compañeros!!! ¿Por qué? ¿Por quéeeee?

Definitivamente, es una putada. Sí, con todas sus letras. Con signos de exclamación, luces de neón y purpurina, si así lo desean. El caso es que, irremediablemente, es una putada...

Especialmente, si mencionamos la plaga de hipócritas que recorre la villa. Y sí, lo digo bien alto. ¿Qué poronga hacen colocados en la Universidad Complutense, PÚBLICA, carteles de la Jornada Mundial de la Jodienda religiosa? ¿Pero cómo no va a haber corrupción en la política española si vienen estos ladrones a reirse en nuestra cara! Y encima con descuentos... ¡Pero qué coj... es esto? Mirad, mequetrefes de medio pelo y tres al cuarto: Yo no os espero. Yo no os acojo. Yo lo único que quiero es que me respetéis. Y si ya os larguáis, mejor que mejor. ¿Dinero para el país en plena crisis? ¡Pero qué dinero? ¡Es que Benedicto va a repartir monedas de oro en la Cibeles? Creo que, más bien, se las dará a la Esperanza... que, total, como es lo que más sobra en este país...


Aquí podéis pinchar y encontrar toda la información necesaria sobre la manifestación de mañana en Madrid ante la visita papal y su corte de los milagros.

Y lo dejo, porque, al final, con tanto disgusto... ¡Regurgito!
¡Vaya país!

2 comentarios:

  1. ¡Hola Judith!
    Parece que estás un poco alteradilla... Claro estar en el trabajo en pleno mes de agosto y con las sillas vacías de tus compañeros -que dices- pues no debe ser muy reconfortante.
    Lo de tus 25 años, las bodas de plata de tus padres... todo éso, tú lo ves de una manera, yo desde mi madurez, lo veo de otra forma... Es muy bonito que tengas 25 años y que tus padres haga 25 años que te trajeron al mundo. Yo no tengo la suerte de tenerlos ya - mis padres -y te aseguro que no pasa día que no me acuerde de ellos. Disfruta tu juventud que es una de las mejores etapas de la vida, ésta y la infancia creo. Las personas estáis menos quemadas, menos maltratadas por la vida, aunque a tí no te lo parezca así, tal vez.
    Yo guardo una placa dorada con el nombre de mis alumnos de un curso, de hace ya unos años, como uno de mis mejores recuerdos de la Escuela y éso que tal homenaje, junto a un bonsai también, no fue a raíz de un éxito precisamente, sino de un mal encuentro con una persona relacionada con la clase y que la buena comprensión del resto de padres, me ayudó a sobrellevarlo.
    Te agradezco que me hayas recordado por San Cugat. Cuando vengas aquí, si quieres nos podemos ver algún día. ( Yo te paso bastantes años claro.)

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  2. ¡Hola Clariana!
    Lo de los 25 años, en general, no pasa de anécdota familiar y, como soy un poco gruñona, le saco punta. Lo que sí me indigna (verbo, además, muy acompasado a la dinámica social actual) es todo este circo que se ha montado en Madrid. La injusticia social; la hipocresía; y el tener que aguantar faltas de respeto por diferir de su ética o tomar caminos distintos. Supongo que sabes de lo que hablo y no quiero darte el coñazo porque, además, estoy preparando un post que trata de todo esto. Me indignan y me cansan estos tipos sociales tan prefijados y rancios, en contra de todo lo que no sea ello mismo y a pies juntillas. Nada más.

    Lamento mucho el mal trago del que me hablas; aunque el recuerdo final de aquello, con la muestra de cariño que obtuviste, hace ver todo menos oscuro.
    Y, en cuanto al vernos un día, te digo por mail cuando esté instalada por aquellos lares. Lo de la edad, sobra decirlo, Clariana. Cada uno tiene los años que desea tener...

    Un abrazo.

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