Cuenta la leyenda que, un buen día, a la obediente Sansueña le dio por darse cuenta de que, oh sorpresa, sus tradicionales 7 días de los 7 pecados se regían, desde tiempos inmemoriales, por el mismo calendario agrícola de San Antón, San Isidro Labrador o San Frutos pajarero. Fue entonces cuando, además de aquel entendimiento epifánico de su caprichosa meteorología, sus oriundos empezaron a ahorrarse el llántico costalero prototípico de sus gentes del sur, así como los desgarros de camisa al más puro estilo mediterranée, la noche en vela ante ciertas tallas tendentes a escaparse de madrugá o las hileras de enlutados pasos centromesetarios, entre muchas otras demostraciones y pruebas de fe desde balcones, rejas y reclinatorios. Vióse tal nueva percepción de la realidad en Sansueña, tal revolución en su concepción de la vida y el Tiempo, que hasta el antiguo razonamiento desapareció no se sabe bien si autofagocitado o a-saeteado a manos de los más fervientes seguidores del viejo becerro de madera de pino, que ofendidos por tal estafa miraban ya sólo al cielo para ver si granizo o lluvia o nieve...
Consecuentemente, esta medida también supuso, como venía siendo normal en aquel gobierno en crisis de Sansueña, un 2x1 en recortes de la sección de Tradición, Historia y Barbarie de tan noble civilización extinta matando, así, dos pájaros de un tiro.
Calendario agrícola medieval. San Isidoro de León |
"All changed, changed utterly:
A terrible beauty is born"
Easter, W. B. Yeats
1916.
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