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lunes, 18 de julio de 2011

El levantamiento de la muerte en España

A lo mejor tanta obsesión por el tema venía de no poder dormir bien... Un Arco del triunfo para sepultar las cunetas.
Ésa es nuestra historia. Para aprender del pasado primero habría que asumirlo. Pero es mejor echar tierra encima y el que venga detrás, que arree... Y así, siempre. Una y otra vez...





VI

Se pegó muy a conciencia. No faltó la ley de fugas, ni se excusaron encarcelamientos regidos de ayuno y maltrato de verdugones, como pide el restablecimiento del orden, frente al desmán popular que rompe faroles y apedrea conventos. Los edictos militares, con sus hipérboles baladronas, se emulaban en aquel retórico escupir por el colmillo. Desde todas las esquinas nacionales lanzaban roncas contra las logias masónicas, que en sus concilios de medianoche habían decretado la revolución incendiaria, el amor libre y el reparto de bienes. Con tales alarmas se asustaba la gente crédula, y las comunidades de monjas rezaban trisagios, esperando la hora de ser violadas. El maligno andaba suelto, sin que pudiese fusilarlo el General Narváez. ¡Y todo lo exigía el restablecimiento del orden! Se zurró con tan generosa voluntad y se quebraron en la fiesta tantas varas, que se peló de florestas Castilla. Valladolid estuvo tres días con tres noches tartamuda bajo las ráfagas del tiroteo, con las manos en las orejas, medio ojo abierto sobre la soldadesca tiznada de pólvora, que penetraba a culatazos en las tabernas y hacía servicio de retén a la custodia de conventos y Bancos.



R.Mª Valle-Inclán.
La corte de los milagros (Prólogo), 1927.
El Ruedo Ibérico.



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Barcelona. Milicianos contra los sublevados. 18 julio 1936.





Madrid, Puente de Vallecas. Guardias de asalto.18 julio 1936.


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Mourir à Madrid. Frédéric Rossif. 1963.


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