Escritura funcional, esquemática, en la que prima la inmediatez, la rapidez por la que ya abogaban los primeros manifiestos de las Vanguardias históricas. ¿Eran estos oráculos, profecías? ¿Poéticas de la anticipación? Aunque, ¿no son todas las poéticas voz de porvenir, por lo que de aviso tiene hacia el hombre?
Si atendemos a este principio del "ahora" y el "ya mismo", tendríamos una línea recta desde, aprox. 1900.
Expresionismo > Dadaismo > Futurismo > Ruptura Mundial I y II > Estructuralismo > (¿Posmodernida?) Neovanguardia
Todo es experimentación. Desde aquel Realismo de Galdós, esa mirada con vistas al infinito desde la azote, omnipotente, omnipresente, de correveidile que se nos vendía como un bloque entero, un mazacote de realidad uniforme y lisa; desde el realismo, decía, todo ha sido experimentación. Se podría decir, incluso, que el siglo XX ha sido experimental. En todos los sentidos. Experimental y experimento a la vez. Tras la toma de conciencia, del grito munchiano cansado de la realidad, todo se ha basado en experimentar: revoluciones, manifiestos en contra - a favor de, contrarrevoluciones, bombardeos, explosiones, creaciones, transcreaciones, reinventarse.
Véase que, sobre todo, se modifican cinco pilares básicos: el tiempo narrativo (Proust, Woolf o Mann), el espacio (Faulkner), la estructura (Huxley, Dos Passos), el narrador (Valle - Inclán) o el punto de vista ( Robbe- Grillet) y hasta el lenguaje (Joyce).
Si en la Ilustración el poder de la razón, del "yo" cartesiano, el "yo" de los salones y la corte confiaba plenamente en la ciencia y su progreso, el Romanticismo llegó como un recordatorio. Un "yo" subjetivo que se lo veía venir. Porque ya se sabe que antes de llover, chispea. Y los románticos, más temerosos del yo que enamorados, sabían del desencanto frente a una realidad que no daba todo aquello que prometía - de ahí, quizá, la irrompible asociación con el sentimiento amoroso.
Decía Nietzche
El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
La Ciudad, la ville de Baudelaire y su carroña. El hombre puesto contra las cuerdas del progreso, contra su propio abismo interior; el hombre que grita y no se le oye; aún más, que grita y no es escuchado por sus iguales, porque ¿acaso quedan iguales? ¿Acaso el "yo" tan individualizado puede esperar encontrar a sus iguales? Si la tribu, como decía el filósofo, es identificación, ahogo de la identidad personal en beneficio a la comunidad, ¿qué pasa con el "yo" ahora? El "yo", y fíjense que siempre es un "yo" en minúscula, está perdido en el mundo que, hasta entonces, le era habitual. ¿Seguro? Si no se reconoce a sí, ¿cómo reconocer al resto, al espacio, al tiempo que venía ubicándoloy en el que ahora no es más que un punto des-ubicado?
Entonces La metamorfosis (1915), The waste land (1922), la consagración de ese Paraíso perdido de Milton... en 1667. Sí, asusta la prontitud de algunos. ¿Sería Milton un primer vanguardista?
Entonces las vanguardias, el mazazo a esa realidad - tradición; la campana de vidrio bajo la que vivía el hombre - under the dome - se resquebraja en mil y un pedazos. Ya no hay una sola puerta por la que acceder a la realidad. De hecho ya no hay puerta. O sí, quizá se crearon muchas entradas a esa nueva tierra no habitable. Quizá cada uno de esos cachitos de cristal conformase una mirilla, un ángulo por el que asomarse y ver qué sucedía, cómo entender lo que pasaba. La campara era a la tradición lo que esos pequeños cristales a las vanguardias. Una lente = una Vanguardia.
No es casual, pues, que el dadaísmo optase por la destrucción de todos los códigos y sistemas establecidos en el mundo del arte. O en el mundo en general, si lo extrapolamos al pensamiento de Tzara. ¿Pero fue opción u obligación? ¿Qué quedaba en 1918 de lo que el hombre había recibido (¿concebido?) por herencia? Nada más que la necesidad de enfrentamiento y ruptura. El movimiento que siempre nos decían en el colegio, eso de un tal Marinetti, los coches y la Victoria de Samotracia. Tan sencillo como la reacción del dinamismo, de la necesidad de moverse, de salir corriendo frente al estancamiento del mundo que se quedaba obsoleto para el hombre nuevo, moderno, de las ciudades, tan individualizado y olvidado de sí.
¿Les suena eso de o te mueves o caducas? Pues ya ven, puro Futurismo sakiriano... ¿Serían las greguerías las abuelas del twitter?
"Ismos" entonces, como mirada, perspectivas, distancia(s) necesaria(s) para la ruptura.
Con esta separación todo se dilata, los significados, las relaciones son más laxas, se ven alteradas. Todo tiene que re-ubicarse, re-encontrarse, re-crearse. De ahí que en las artes se buscasen y naciesen los nuevos lenguajes para la expresión del nuevo hombre. ¿Recuerdan que al principio les decía que todo venía siendo experimentación desde, aprox. 1900? Pues aquí lo tienen: el Surrealismo o el arte centrado en el Yo, ya en mayúscula, en su busca (casualmente, don Pío ya en 1904, casualmente...) y ese Nuevo Mundo 2.0 a re-descubrir... El Ojo del Surrealismo como un embudo que busca implosionar para poder recomponer el viejo mundo en uno nuevo, darle forma, como un Osiris.
Pérdida, Experimentación, Búsqueda.
Estas tres palabras lo resumen todo. Disculpen el devaneo...
***
Fragmentos de comentario y apoyo
1.
I - The burial of the dead (pp. 194-215)
The Waste Land (1922) Ed. Cátedra Universales (ed. bilingüe Viorica Patea)
T. S. Eliot
<<April is the cruellest month, breeding
Lilacs out of the dead land,mixing
Memory and desire, sitirring
Dull roots with spring rain.
Winter kept us warm, covering
Earth in forgetful snow, feeding
A little life with dried tubers.
Summer surprised us, coming over the Stanbergersee
With a shower of rain
[...]and when we were child
[...]My cousin's, he took me out on a sled,
And Iwas frightened. He said, Marie,
MArie, hold on on tight. And down we went.
In the mountains, there you feel free.
[...] What are the roots that clutch, what branches grow
Out of this stony rubbish? Son of man,
You cannot say, or guess, for you know only
A heap of broken images, where the sun beats
[...] And I will show you somethign different from either
Your shadow at morning striding behind you
Or your shadow at evening rising to meet you;
I will show you fear in a handful of dust.
[...] 'That corpse you planted last year in your garden,
Has it begun to sprout? Will it bloom this year?
[...] You! hypocrite lecteur! - mon semblable - mon frère!' >>
2.
VI- Nieve (pp. 680-726)
La montaña mágica (1924) Ed. Poket Edhasa (trad. Isabel Gª Adánez)
Thomas Mann
"Afuera reinaba la nada sombría [...] como un pálido fantasma, un mortecino reflejo del mundo sensible en medio de aquel paisaje enajenado, convertido en una inmensa nada blanca. Todo parecía haberse disuelto en aquella delicadísima blancura en la que no quedaba ninguna línea que los ojos hubieran podido seguir para guiarse.
[...] El mundo presentaba un aspecto mágico, infantil y cómico. Todos aquellos almohadones blancos tan gordos y esponjosos [...]bajo los que habían quedado escondidos arbustos y rocas, todo aquel paisaje sepultado y agazapado bajo un blanco colchón, embozado hasta los ojos como un personaje de teatro, hacían que la realidad pareciese [...] una jocosa estampa sacada de un cuento de hadas. Mas, si el escenario en el que tan difícil resultaba moverse se antojaba cómico y fantástico, el fondo que se veía en lontananza [...] evocaba lo sublime y lo sagrado.
[...]Nevaba en silencio. Todo se iba borrando. La mirada, perdida en aquella nada de algodón, se tornaba somnolienta [...]. No había sueño más puro que aquel sueño helado, sueño sin sueños, libre de cualquier reminiscencia del peso de la vida, ya que respirar el aire enrarecido, inconsistente y sin olor de allá arriba resultaba tan fácil al organismo como la ausencia de respiración de los muertos. [...] Un baile de fantasmas enmascarados.
[...] Aquello ya no era una nevada, era un caos de oscuridad blanca, una monstruosa locura. Una fenomenal aberración de una región que de por sí ya estaba fuera de los límites de la mesura.
[...]No, aquel mundo, en su silencio insondable no tenía nada de hospitalario; acogía al visitante a su propia cuenta y riesgo; en realidad no lo acogía, sencillamente toleraba su intromisión, su presencia, de una manera un tanto inquietante, como si no respondiera de nada; y de lo que de él se desprendía era una atmósfera de amenaza ante lo absoluto, ante lo más elemental, ante algo que no llegaba a ser hostil sino que era la pura imagen de la indiferencia, de una indiferencia mortal. El hijo de la civilización, ajeno a aquella naturaleza salvaje por su educación y sus orígenes, era más sensible a su grandeza que sus rudos hijos vástagos, aquellos que dependen de ella desde la infancia y que viven con ella en un plano de prosaica familiaridad.
[...]Lo que, sin embargo, no había conocido entonces era la tendencia a acercarse tanto al abismo de esa naturaleza mortífera [...] él, que era un débil hijo de la civilización, no se había aventurado nunca a mirar al monstruo tan de cerca o, cuando menos, a no huir de él [...]
con vergüenza de no ser más que un mero espectador bien guarecido.
[...]Se adentraba en la nada envuelta de niebla [...] y se encontró sumido - es más:perdido - en una soledad más profunda de lo que jamás hubiese podido soñar, tanto que le inspiró miedo [...]y se sintió poseído por una emoción, por una simpatía inmediata y ferviente hacia su corazón, hacia el corazón del hombre que latía en medio de ninguna parte, en medio del vacío blanco, a solas con sus interrogantes y sus enigmas.
[...]Sólo había una posibilidad: hacia abajo [...] Aquel miedo le hizo comprender que, hasta aquel momento, se había esforzado de manera inconfesada en perder el sentido de la orientación, en olvidar en qué dirección estaban el valle y la aldea [...]. En lo más profundo del alma de una persona joven [...]se van 'acumulando' muchas cosas que, un buen día, hacen explosión en la forma de un
¡Vamos! o en un
¡Ahora verás! llenos de amarga impaciencia; en una palabra: se traducen en un reto y en una rotunda negativa a ser prudentes. Éste era el estado en que iba deslizándose sobre sus patines por aquella ladera.
[...] Pero así era como caía uno [...] Uno no hacía más que dar vueltas, se agotaba en el intento convencido de que servía de algún provecho, y en realidad describía un enorme círculo totalmente absurdo que se cerraba sobre sí mismo [...]Y sucedía que caminaba y caminaba y no encontraba el camino de regreso jamás."
***
...y en esto andaban los hombres cuando llegó 1939 y los dejó sordos más de seis años...